Solitaria Navidad

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22 marzo 2012

[Árbol Navidad en soledad]Un hombre de 62 años murió solo en su casa. Lamentablemente nos vamos acostumbrando a este tipo de noticias, ancianos muriendo en soledad en sus casas. Sin familiares que se preocupen por ellos durante días, semanas o hasta meses. Esta vez le tocó a Alan Moore, en Wexford, Irlanda. Era inglés y hacía más de una década que vivía allí.
El problema es que su cuerpo fue hallado en descomposición el domingo pasado, luego de tres meses. Pero no solo eso, sino que los vecinos finalmente se percataron de que en la casa de este hombre podían verse las luces de navidad encendidas. Enero, febrero y marzo con los adornos navideños, las luces del árbol de navidad parpadeando sin cesar y no fue sino hasta hace pocos días que una persona que pasaba frente a la casa le llamó la atención este hecho y decidió avisarle a la policía para que controle que todo estuviera bien en dicha vivienda.
Para empeorar esta situación de indiferencia hay que agregar que la casa estaba situada a pocos pasos de una iglesia y enfrente de un estacionamiento.

Nunca se bien que opinar en estos casos. Es lamentable y preocupante la indiferencia hacia las personas que nos rodean, nuestros vecinos. Siempre sostengo que la «calidad» de la persona tiene mucho que ver en estos casos. Convengamos que si se trataba de una persona muy reservada y poco amistosa es posible que su muerte pase desapercibida. Pero en este caso, el hombre vivía en una casa que daba a la vereda, cerca de una iglesia y un estacionamiento por donde concurre mucha gente. Desde afuera se podía ver la ventana, con luces en el árbol de navidad encendidas y parpadeando constantemente. ¿Cómo puede ser que durante tres meses nadie notó esto extraño? A nadie se le ocurrió que algo mal estaba pasando; o bien lo notaron, se rieron del espíritu navideño de este señor y siguieron su camino; o bien sencillamente a nadie le importa qué suceda con su vecino. No nos importa nadie con quien no entablemos un mínimo lazo de afectividad, no registramos a las personas que tenemos cerca hasta que mueren o hasta que nos presentan algún video viral por internet.

Insisto, depende de cómo es esa persona. Yo no soy muy sociable y tengo muy poco contacto con mis vecinos. Pero cuando una persona muere de esta forma (y relativamente joven) es realmente incomodo. ¿Ningún familiar, amigo, conocido? A nadie le importó su perdida, ese nivel de soledad nadie merece vivirla. Menos aún cuando paradojicamente estamos tan conectados y comunicados con todo el mundo.

Fuente: The Huffington Post


3 Comentarios
CC

La existencia de múltiples plataformas de comunicación a nuestra disposición no implica por sí misma la práctica del diálogo o interacción verbal entre nuestros conocidos, vecinos, familiares o amigos. Puede resultar paradójico pero la realidad se empeña en demostrarnos que no lo es, pues tanto existen quienes necesitan de la comunicación con sus semejantes como quienes se aferran de tal modo a un concepto particular de la privacidad que se aíslan sin desear siquiera ser vistos por quienes les rodean en su entorno más inmediato. Así podría relatarte el caso de muchos ciudadanos de Europa del Norte que tras visitar Tenerife decidieron quedarse en la isla para favorecerse de su clima pero sin intercambiar un saludo con nadie, sin desear siquiera aprender a chapurrear unas palabras y rodeados por un pretendido y perseguido silencio. A muchos la muerte les sorprendió un día sin que nadie se percatara hasta meses después, cuando el banco reclama el abono de las facturas impagadas de luz o agua y la policía se acerca para inspeccionar el inmueble.
Coincido contigo en cuanto a la zozobra que nos envuelve tras conocer casos como el que ha ilustrado tu entrada pero insisto en que unas luces navideñas intempestivas pueden pasar inadvertidas cuando el dueño de las mismas ha evitado hacerse visible para los demás durante años.
Nada hay peor que la soledad salvo el deseo de querer estar solo.
Un abrazo tinerfeño, mejor en compañía ;)

CC

 29 de marzo de 2012, 3:18 p.m.

No claro, desde ya. La tecnología cumple su cometido a la perfección y siempre se encuentra en constante evolución. Pero es justamente ahí donde veo la paradoja, como humanos nos vemos desesperados por mejorar esa tecnología que debería incluirnos, acercarnos y demás. Con internet uno deja de preguntarle cosas al "otro que sabe", en cambio buscamos en internet; con el GPS uno no se pierde y no termina preguntándole a un transeúnte por dónde ir, los móviles actuales nos "ocupan" el tiempo en los tiempos muertos (sala de espera, peluquería y cualquier otro lugar), etc. Por eso este tipo de avances tecnológicos también terminan por cambiarnos a nivel social. En algunos casos por mi parte me gusta de algún modo, porque no siempre estoy dispuesto y con el mejor humor para hablar con extraños.
Sin embargo evitar ese dialogo cotidiano nos entorpece a nivel social "directo". Y esa relación que perdemos se canaliza hacia otro lado, a este mundo virtual. (Tal vez igual de válido)
Luego claro, como en el caso que comentas, todo dependerá de cómo sea esa persona, si no es sociable en lo más mínimo correrá esa suerte. Es decir nadie puede pretender importar si no le importan los demás.
Estoy totalmente de acuerdo con tu comentario, solo quería precisar con algo más de detalle a qué me refiero con paradoja en este caso. Aunque tal vez paradoja sea muy fuerte, tal vez ironía quedaría mejor. La tecnología no es mala, desde ya.
En última instancia tal vez sea solo eso, hay personas que sencillamente quieren vivir y morir en soledad...

Un abrazo y desde ya, mejor en compañía ;)

 29 de marzo de 2012, 4:55 p.m.

Que tristeza esa mesa en plena soledad del alma

 2 de mayo de 2012, 6:45 p.m.
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