Y esa era la historia. Yo era un tipo buscado. Estuvimos hablando por un buen tiempo y ahí comencé a tener una idea más formada sobre dónde me encontraba. Voy a ahondar en detalles y explicar mejor la situación.
Ante todo, olvídense de la realidad en la que viven ahora.
El mundo estaba gobernado por una empresa:
"Ford-Midable". Así como se lee.
Esta empresa al principio del siglo XX había comenzado con su producción masiva. Primero automóviles, luego se expandió rápidamente a otros sectores industriales. Al cabo de 10 años monopolizaba casi el %50 de todas las industrias del mundo. Para 1920 poseía el %80. En 1925 todo el mundo empresario e industrial rendía cuentas directa o indirectamente a la
"Ford-Midable".
Pues bien, ¿cómo fue esto posible?
Por los avances tecnológicos propuestos al mercado, nadie podía prever las nuevas estrategias de la empresa. Innovaron en todo. En cuanto a leyes de monopolio, jamás existieron. Todo el mundo incorporó la mentalidad capitalista, extrema.
Ni siquiera hizo falta quemar libros de autores como Karl Marx, Engels, Bakunin, Proudhon, Kropotkin, Godwin, entre tantos otros. A nadie le interesaban esas ideas raras y tan distintas del pasado.
La gente sencillamente no tuvo tiempo de reaccionar. Tampoco existieron los sindicatos —y tratándose de Argentina en otro momento habría que analizar si esto es algo malo—, ningún obrero se organizó. Todos aceptaron el mundo como se les fue dando. Es que no había nada que reprochar. Dicen "panza llena, corazón contento" supongo que así será.
Esto pude ir interpretándolo a medida que esta hermosa mujer me contaba un poco la actual situación de las cosas. Ella se refería al
"Gran Hermano" —así se hacía llamar a sí mismo— como el gobernante mundial, al mejor estilo
Orwellano de "1984". Era un tipo que representaba la dichosa empresa
"Ford-Midable".
Él era la parte superior de una jerarquía de poderes que gobernaban el mundo, hacia abajo estaban los
"civil servant", obturadores, calificados y
Centinelas-Force.
Y esto se entiende así: El mundo estaba dividido en regiones o zonas amplias (de tres a diez países), el continente africano ya no albergaba vida humana, así como tampoco la Antártida.
El civil servant se encargaba de controlar una región, había un directorio de diez obturadores por país, a su vez había un calificado —trabajo de mi hermosa recepsionista— por cada cien habitantes y Centinelas-Force
a gusto y piaccere según la densidad de la población. Todos estos respondían al
"Gran Hermano".
El tema es que justamente el mismísimo señor dueño del mundo y de la
"Ford-Midable" vivía en mi región y esta cosa linda de mujer había escuchado una conversación privada casi sin querer.
Ella suponía que algo no andaba bien y me reconoció al verme. Una especie de revolucionaria se podría decir, porque no estaba de acuerdo con el sistema, ella sí había leído los libros de los autores que mencioné. Y creyó conveniente advertirme que yo era un hombre buscado, extraoficialmente. Creo que pensó que yo también tenía espíritu rebelde y por eso me buscaban.
Me explicó, sin embargo, que el mundo funcionaba perfecto, a su manera.
Le pregunté entonces por algunos hechos históricos importantes, como las dos guerras mundiales, la guerra de Vietnam y los hippies, la revolución Bolchevique y Lenin, el movimiento 26 de Julio y el "Che", la guerra de Malvinas, la caída del muro de Berlín o el gol de Maradona a los ingleses en el '86...
Pero nada de eso había sucedido. Desde 1903 el mundo empezó a funcionar de una manera muy distinta y la hegemonía de
"Ford-Midable" fue absoluta. No hubo guerras porque aparentemente se enfrentarían los mismos intereses del mercado, totalmente globalizado. Ni Lenin, ni Trotsky, ni hippies, ni el
"Che". No hubo mundial de fútbol porque desde el '50 los únicos deportes que se practicaron tenían que ver con el hombre manejando algún tipo de maquina. Pues bien, así y todo, el mundo funcionaba perfecto, pero las personas no.
La esperanza máxima de vida era de 50 años. No había ningún tipo de privacidad. No existía el Estado, sino el régimen absoluto de una empresa madre que producía para sus mismos empleados. Era un perfecto circulo. El neoliberalismo desfasado. Ni siquiera eso, era la dictadura de una empresa global, a la cual el mercado le pertenecía en un cien por ciento. Las leyes eran mandatos y ya no había religiones —en otro momento habría que analizar si esto es algo malo—.
Los avances en otras áreas tarde o temprano cayeron en manos de esta multi—internacional empresa global. Pero la gente jamás reaccionó, quizás hubo algunas revueltas, pero fueron rápidamente sofocadas. Todo estaba controlado, hasta el más mínimo detalle.
Un mundo donde todo estaba ajustado, hasta el último tornillo. Todos trabajando para uno y uno viviendo de todos. Conformes con lo que a cada uno le tocaba. Viviendo quizás, no de la mejor manera, pero sí de la única que conocían.
Expectantes de la vida monótona. Ahí estaban, viviendo en —
permiso Huxley— "Un Mundo Feliz".