El Día que Salvé el Mundo - Indice -

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02 abril 2010

Indice de El Día que Salvé el MundoPreludio
Parte 1: Visita al mecánico
Parte 2: Segundo día
Parte 3: Cambios
Parte 4: El Viaje
Parte 5: La mega estructura blanca
Parte 6: La hermosa mujer
Parte 7: Un nuevo mundo
Parte 8: Ella
Parte 9: ¿El beso?
Parte 10: Charla entre mates
Parte 11: Explicaciones
Parte 12: Salvé al Mundo

Quiero agradecer enormemente a aquellos que leyeron «El Día que Salvé el Mundo».
Y ahora, las buenas noticias para los fanáticos. ¡Ya están a la venta los artículos del Merchandasing de EDQSEM ! (Sí, lo sé, las siglas no quedan tan elegantes como con otras series)

merchandising maquina del tiempo humor
Cada articulo se vende por separado. No incluyen baterías.
Tazas: Para tomar un buen café en el futuro.
Remeras: Para estar a la moda cuando viajes.
Llaveros: Para que no pierdas las llaves en el futuro.
Llave de Cruz: ¡Igualita a la que usaba el mecánico!
Anteojos: Bueno, porque mucho sol molesta.
Muñecos: Para jugar o coleccionar. (Cualquier parecido con otro personaje de ficción es pura coincidencia)

Salvé al Mundo - XII - (Final)

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01 abril 2010

Mimaquina del tiempo parte 12
Ahora sí lo sabía, definitivamente la amaba. No importó en ese momento que no me haya contado sus verdaderos planes. No importó en absoluto que haya temido por mi vida. En ese momento solo importó lo que sentía y lo que estuvimos por hacer en aquél deposito. En ese preciso instante ya no me importaba más nada que pasar el resto de mi vida con ella.
Tampoco me importaba qué íbamos a hacer, si matar al mecánico o amenazarlo de alguna forma. No entendía, ni era capaz de comprender cuál era su plan. Solo sabía que dentro de mis planes se encontraba mi sexy recepcionista.
Ella se inclinó hacia mí —siempre apuntando con el arma al "Gran Hermano"— con la mirada más tiernamente sexy que yo haya visto alguna vez, se acercó aún más y musitó a mi oído:
—Todo lo que hablamos en el deposito fue verdad, todo lo que sentimos fue sincero, lo que estuvimos a punto de hacer quería hacerlo. ¿Te acordás del collar blanco que me quité cuando entramos al deposito? —Haciendo un poco de memoria lo recordé, porque era una cinta blanca, nada ostentosa, le dije que sí— Bueno, con ese collar nos controla el "Gran Hermano", sabe donde estamos y obtiene el audio y video de la persona que él quiera. Fui tonta al pensar que no estaría vigilandonos, jamás pensé que esos depósitos tendrían cámara con audio y video. Me sorprendí tanto como vos cuando él abrió la puerta y tuve que improvisar. Espero sepas disculparme.
—Claro que sí —dando vuelta mi cara para observarla directamente a los ojos—, te perdono y perdoname vos a mi...
—¿Por qué?
—Por esto... —Y entonces la bese, como nunca jamás había besado a una mujer.
Fue un beso cargado de sentimientos prematuros, pero puros. Fue saborear la vida después de la muerte, fue como sentirse lleno en el vacío, fue como aislarse completamente del mundo, fue la unión de dos almas destinadas a estar juntas por siempre.

Pero en ese mágico momento el mecánico intentó atacarla y quitarle el revolver. Fue cuestión de un segundo y el arma se disparó sola. Oí el disparo y lo único que yo deseaba era ver caer muerto al "Gran Hermano", no esperaba otra cosa, no aceptaría otro desenlace de esa bala.
Afortunadamente así fue, él cayó al piso con una herida en el pecho, muerto. Mi reacción inmediata fue abrazarla, aferrándome a la vida. Mi bella calificada estaba bien, aunque conmocionada por lo que había hecho. Le dije que todo iba a estar bien y apoyó su cabeza sobre mi hombro.

Pasamos unos minutos en silencio y tuve la necesidad de preguntarle qué haríamos. Entonces me explicó cuál había sido su plan desde el principio:
—Mi idea era culparte del asesinato del "Gran Hermano", no sería muy difícil que crean esa historia ya que no estas registrado en ningún lado y en el único documento que existe tuyo figurás como loco. Pero eso fue antes de conocerte. Ahora quisiera que podamos salvarnos y vayamos a vivir juntos en algún lado fuera del sistema, tengo una organización que puede ayudarnos, nosotros planeamos todo esto. Pero eso tampoco va a poder ser, por más que me pese, nunca podríamos salir vivos de este edificio, de ninguna forma. La única salida que existe es que vuelvas a tu realidad y yo me quede en la mía. Así voy a poder acusarte de asesino, eso no va a importar una vez que cambies tu realidad, vas a desaparecer de "esta" faz de la Tierra y vas a seguir tu vida, como si nada de esto hubiera sucedido —dijo, con todo sentido, dilapidando todos mis sueños.
—Tiene que haber otra salida, otra forma, ¡tiene que haber otra manera carajo! —Pero yo mismo sabía que no la había— Podrías venir conmigo, a mi mundo, podríamos vivir juntos ahí.
—No puedo, realmente no podría dejar a mis seres queridos solos. Además, murió el "Gran Hermano" pero luego otro va a reemplazarlo y yo tengo que estar acá, buscando la forma de abrirle los ojos a la gente, tratando de liberarlos. Lamentablemente, por más que quiera con toda mi alma seguirte, no puedo dejar todo lo que soy a un lado e irme con vos —Dijo mientras caían lagrimas de sus ojos, era un hada queriendo entrar a mi mundo, pero que no podía.
—No se que decir —realmente no lo sabía—, quizás no valga tanto la pena mi mundo después de todo...
—No digas eso —dijo—, seguramente hay cosas maravillosas, según me explicaste cuando hablamos no todo estaba tan mal después de todo. Al menos no como acá. Poder expresarte con libertad, tener tantas opciones, quizás no te des cuenta pero solo con eso es un mundo maravilloso y vale la pena vivir y luchar por él.
—No soy precisamente el hombre indicado para responder a eso —dije suspirando— pero creo que tenés razón, creo que más allá de todo y aun con todas sus porquerías, merece la pena salvarlo.
Luego de reponernos de la situación me indicó que detrás de una puerta se encontraba la maquina del tiempo. Me explicó cuál era su idea para salvar mi realidad y la acepté, era simple y efectiva. Limpiamos el arma que ella había usado y dejé mis huellas digitales, aparentando que yo había hecho el disparo.
Tomé una foto del "Gran Hermano" de un portarretratos sobre su escritorio y me dirigí a la maquina del tiempo. La programé para viajar al pasado y tratar de remendar inmediatamente mi realidad. La fecha era aproximadamente unas semanas antes del primer encuentro entre Henry Ford y el mecánico —pues él mismo le había dicho a ella que lo primero que hizo con la maquina fue conocer a Ford, en el mes de octubre de 1901—, una vez ahí sería sencillo impedir ese encuentro.

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Explicaciones - XI -

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31 marzo 2010

Maquina del tiempo
Tenía que pensar en algo, pero no soy bueno pensando. Después de todo tampoco sabía por qué yo seguía con vida, es decir, no faltaron oportunidades para que yo desaparezca antes.
Entonces, mientras estábamos sentados los tres tomando mates, comencé a preguntar algunas cosas para aclarar la perspectiva:
—Algo que no entiendo es cómo no impediste que yo nazca —le pregunté al mecánico.
—¿No lo entendés verdad? —me preguntó como si yo fuera el nene más ingenuo del mundo— Nunca naciste en realidad —mi cara de asombro fue de un nene ingenuo—, al menos no en esta realidad que creé. Según estuve observando, por la cámara de seguridad del deposito T-14, en la conversación que mantuviste con... Ella, la calificada —señalándola— te pusiste al tanto de nuestra historia. Sabrás entonces que nunca hubo guerras mundiales, los nazis jamás existieron porque personalmente me encargué de meterle un bala en el culo a Hitler. Y digo, literalmente, así lo maté —escuchar eso me dio cierta alegría—, pero justamente, al matar a Hitler no hubo "Segunda Guerra Mundial", Tus bisabuelos no inmigraron desde Italia, siguieron viviendo allá. Haciendo imposible que tus abuelos nazcan en Argentina y mucho más imposible que nazcan tus padres. Imaginarás que es absurdo esperar tu nacimiento.
—Mierda —dije totalmente asombrado—, tenés toda la razón. Pero entonces: ¿Cómo es que de todas formas me estabas buscando?
—No hace mucho me di cuenta que cuando uno hace un viaje la maquina del tiempo nos inserta un coso en el cerebro perpetuando nuestro conocimiento sobre nuestra realidad. Lo descubrí de casualidad porque fui al medico por un golpe que tuve en la cabeza y había algo que no debía estar ahí. Llegué a esa conclusión un tiempo después cuando leí el manual de la maquina y ahí decidí buscarte, pero extraoficialmente. Porque descubrí además leyendo el manual que quien haya usado la maquina alguna vez viajará de todas formas, estando o no en ella, adonde esta se dirija debido justamente al coso ese en nuestro cerebro. De no estar en la maquina al momento del viaje esa persona queda en trance, seguramente los viajes que hice te mantuvieron durmiendo, despertaste en alguna casa extraña y sin darte cuenta de nada saliste a la calle. Entenderás mi preocupación al tenerte deambulando por la calle, entonces. Por eso muy pocas personas, y solo de confianza, saben que vos existís y que tengo la necesidad de matarte. A ella —y señalándola nuevamente— la traje a la oficina para contarle todo, muy detalladamente. Aceptó informarme cuando llegue el momento y bueno, acá estás.
—Hija de puta, me dijo que te había estado espiando.
—Y caíste, es buena actriz entonces —dijo riendo.
—Algo que no entiendo es cómo sabía la policía que debía capturarme si todo era "extraoficial".
—No son policías, son como "robocop" —respondió—, son Centinelas-Force, robots que patrullan la ciudad en busca de algo extraño. En este sector están todos programados con un archivo tuyo, tienen tu imagen y una ficha con datos en la cual sos el ciudadano T-1404 y estás loco. Entonces la idea era que te traigan hasta acá, que la linda señorita se encargue de vos y te traiga hacia mi, en secreto.
—Mierda —dije agachando la cabeza—, estaban todos los detalles cuidados.
—Así es —dijo riendo.
—No, todos los detalles no... —dijo la recepcionista mientras se paraba apuntándole al mecánico con un revolver— Te equivocaste al dejarme entrar en tu oficina y al pensar que yo iba a colaborar con vos, idiota. Se acabó este mundo de mentiras, explotación y sufrimiento para el beneficio de unos pocos hijos de puta como vos. Me costó, pero al fin pude ingresar a tu oficina y encontrar el momento adecuado para poder matarte. Ahora mismo nadie nos está observando y seguramente anunciaste que nadie te moleste, es el momento perfecto.
Definitivamente no esperaba eso, ya la había sepultado a mi sexy recepcionista. Casi había olvidado que la amaba, lo que lleva a que me pregunte si eso quiere decir que al no haberme entregado al mecánico yo la seguía amando. Es decir, después de todo, lo que hizo que me enojara con ella fue el haberme engañado y conducido a mi muerte.
Nuevamente tenía sentimientos encontrados, no sabía que creer y no sabía si la amaba o no.
Entonces, parada ahí, apuntando y amenazando con un arma al hombre que quería matarme, inclinó la cabeza para mirarme con sus hermosos ojos, conservando una postura terriblemente sensual. Yo solo contemplaba. Ella sonrió y me guiñó un ojo.
Ahí supe que la amaba tanto o más que antes y que todo iba a estar bien.

Charla entre mates - X -

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30 marzo 2010

Mi maquina del Tiempo
Una sonrisa estúpida y una mueca en su boca. Enfundó su revolver, escondiéndolo bajo el saco, me miró por última vez y el viejo se fue. No estaba tan avejentado y tenía espalda de ropero, caminaba como cargando el mundo en sus hombros, sin arrastrar los pies y a paso firme iba rumbo a su oficina. Ciertamente me recordaba a algún actor o algún famoso.
En cuanto a mi bella dama, el amor que alguna vez tuve por ella se desvaneció en un instante. Mis amigos me hubieran dicho que yo estaba caliente con ella, que fue calentura del momento, pero puedo asegurar que si existe corazón del de las poesías en algún lado, eso era amor, che.

La calificada sacó su revolver apuntándome a la cintura y con un gesto me indicó que camine. Y eso hice, caminé y la seguí, solo que esta vez yo iba adelante. Con mi impotencia y mis lamentos.
No nos encontrábamos lejos de la oficina y debo confesar que cruzó por mi cabeza la idea de salir corriendo, buscar alguna salida y mediante el mayor golpe de suerte de mi vida salvarme. Pero rápidamente caí en cuentas que nada de eso era posible, de poder escapar de ella, centenares de otras gentes vendrían a mi captura. Cualquier intento de huida cobarde quedaba descartado por el simple hecho de ser imposible.
Llegamos a la oficina, pasó la tarjeta que le había dado el viejo e ingresamos. Ahora bien, eso no era una oficina, era un palacio y encima blanco, dando la impresión de ser más grande todavía. Lo que me llevó a pensar que no entendía la arquitectura del edificio —otra cosa más entre tantas.
—Sentate pibe, ¿querés tomar algo? —dijo una voz lejana y serena que se acercaba lentamente— Un café, un (mate) verde, ¿Té?
—No se, sebate unos mates entonces, así tenemos más tiempo para hablar, porque no entiendo un carajo de lo que está pasando acá —dije sin pudor alguno.
—¡Ah! —Exclamó mientras se contorneaba para luego mirar a la recepcionista— Chiquita, prepará unos mates, hacé el favor, que vamos a tener para rato me parece. Así que vos querés saber lo que está pasando y... —Acercandose mucho más hacia mi— ¿No tenés ni una sola pista de dónde estás parado? ¿Acaso no sabés quién soy? Mirame bien pibe... ¡Cómo te vas a olvidar de esta beshesa de cara!
Eso era, en ese momento me di cuenta, no quería creerlo pero eso era.
—¡No te lo puedo creer! La puta que te parió, vos sos —y ahora empezaba a entender algo— el mecánico.
—Al fin pibe, ya estaba empezando a pensar que eras por demás de estupido. Tampoco era tan difícil.
—Bueno, pero tenés canas, la cara más arrugada y ayer te ví en tu taller lleno de grasa, sucio y desprolijo.
—Lo que pasa es que ahora tengo otro laburo, soy el dueño de una importante empresa, por no decir la única. En realidad no trabajo, a decir verdad mi trabajo consiste en que los demás trabajen. Yo no hago básicamente nada. Soy como las llaves del auto: Podés tener el último cero kilómetro, con los caballos de fuerza que se te ocurran, miles de pistones ronroneando en los cilindros del motor más grande jamás contruído, esperando acelerar en una ruta sin fin, viajar a velocidades increíbles en la ruta hacia el infierno, quemando goma, a todo trapo, ponés quinta a fondo, la locura del motor al límite... —Entonces se detuvo para decir— Pero todo eso de nada vale sin las llaves que lo encienden. ¿Me entendés?
—Sí, te entiendo, pero sabés que hay gente que arranca autos sin llaves —le dije altanero.
—No en este mundo pibe —dijo riendo— no en este mundo.
Quedamos en silencio. Había mucho más para decir, pero esas últimas palabras habían sonado tan verdaderas que daba miedo desmentirlas.

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¿El beso? - IX -

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29 marzo 2010

Mi Maquina del Tiempo
Ese beso hubiera sido divino y yo soy tan solo un mortal. Por eso no me fue concedido por las circunstancias de la vida. Y es que en ese preciso instante en donde la magia de la situación nos hace dudar de la realidad, abrieron la puerta. De un tirón abrieron la puerta y con él se llevaron mi momento mágico al demonio.
—¡No puedo creer lo que veo! —Esas fueron las palabras del hombre que me cagó la hermosa escena— ¡Después de tanto tiempo!
—Disculpe señor —dijo la mujer de mis sueños, dirigiéndose al hombre que se había robado nuestro beso—, es la única salida que encontré para que no lo envíen con los demás presos. Sabía que usted estaba vigilando y que vendría hasta aquí. Ahora se encuentra a su entera disposición.

Estaba completamente desorientado. Mi cosa hermosa de mujer le estaba hablando muy tranquilamente al hombre que nos sorprendió escondidos, y justo cuando estábamos por darnos el mejor beso y más romántico de toda la historia —o al menos eso era lo que yo sentía.
¿Acaso no estaba ayudándome mi recepcionista sexy? ¿Quién era este hombre que tan descaradamente abría puertas sin golpear? ¿Por qué ahora yo me encontraba a su “entera disposición”?
—Muy bien hecho —decía el tipo, mientras me analizaba de arriba a abajo, apuntandome con un revolver—, ahora puedo matarlo sin tener que llenar papeles, es un fastidio tener que hacerlo. Sobretodo cuando uno es una persona tan importante para el mundo. Una vez que deje de existir este pobre diablo, ya no hay marcha atrás y voy a poder vivir tranquilo, definitivamente, sin tener que preocuparme porque algo raro pueda llegar a surgir. De una vez por todas voy a dormir en paz en la cima del mundo. Vas a ser muy bien recompensada chiquita —mientras la observaba a ella—, te espera un muy buen camino en este mundo. Solo resta llevar a este individuo a mi oficina sin que nadie lo note, tomá —dándole una tarjeta— esta tarjeta te va a servir para tener autorización para llegar a mi oficina, una vez ahí, voy a poder matarlo sin que quede ningún registro. En el peor de los casos, de que esto salga a la luz, las excusas sobran y de ser necesario voy a decir que fue en defensa propia y asunto arreglado. Vamos, ayudame a terminar este trabajito y vas a poder olvidarte de tener que trabajar en toda tu vida. Y vos pibe, quedate tranquilo, hacé lo que ella te diga, ella tiene un arma también —decía el hombre, mientras yo escuchaba atónito, sin poder creer la de locuras que estaba diciendo.
Miré a mi chica, buscando complicidad con la mirada, pero no encontré nada. Parece que iba en serio la cosa y que yo estaba a punto de morir en manos de un viejo loco y una arpía traidora hija de mil putas.
Mierda.

Ella - VIII -

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26 marzo 2010

Mi Maquina del Tiempo
Y ahí estábamos, escuchandonos, hablandonos, casi tocandonos con la mirada, respirando el mismo aire, quizás hasta imaginando las mismas cosas. Ella y yo. Ella tratando de salir de su mundo, yo tratando de entrar al suyo. O aún mejor, sin importar en qué mundo, juntos queríamos estar. O al menos esto último quería creer para sentirme feliz.
Yo era un simple tipo, perdido en algún lugar del universo, seguro de no tener las cosas claras y enamorado de una hermosa mujer. Ella tenía un trabajo importante, era una "calificada" —y el chiste tonto lo vale: también estaba muy bien calificada para ser mi mujer—, era inteligente y quería cambiar el sistema, con hechos o palabras, de alguna forma ella quería hacer algo para cambiar el mundo. Y además, tenía un cuerpo espectacular, por qué no decirlo.

Hubo un momento de silencio, casi forzado. Era la situación pidiendo un minuto. Entonces tomé sus manos, nos miramos profundamente a los ojos. Sonreímos, tal vez por el momento raro de dos extraños de distintos mundos encerrados en un pequeño habitáculo, susurrando y luego acompañando el silencio que reclamaba un beso. Entonces eso mismo íbamos a hacer, nos fuimos acercando muy lentamente, los labios cada vez más próximos, deseosos uno de otro. Era un momento hermoso, el capítulo de una telenovela, la escena de una comedia romántica, el estribillo de una canción pop, los sentimientos encarnados en ese beso tan pronto a realizarse.
Pero siempre, siempre, siempre algo arruina el momento y esta no fue la excepción.

Un nuevo mundo - VII -

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25 marzo 2010

Mi Maquina del Tiempo
Y esa era la historia. Yo era un tipo buscado. Estuvimos hablando por un buen tiempo y ahí comencé a tener una idea más formada sobre dónde me encontraba. Voy a ahondar en detalles y explicar mejor la situación.

Ante todo, olvídense de la realidad en la que viven ahora.
El mundo estaba gobernado por una empresa: "Ford-Midable". Así como se lee.
Esta empresa al principio del siglo XX había comenzado con su producción masiva. Primero automóviles, luego se expandió rápidamente a otros sectores industriales. Al cabo de 10 años monopolizaba casi el %50 de todas las industrias del mundo. Para 1920 poseía el %80. En 1925 todo el mundo empresario e industrial rendía cuentas directa o indirectamente a la "Ford-Midable".
Pues bien, ¿cómo fue esto posible?
Por los avances tecnológicos propuestos al mercado, nadie podía prever las nuevas estrategias de la empresa. Innovaron en todo. En cuanto a leyes de monopolio, jamás existieron. Todo el mundo incorporó la mentalidad capitalista, extrema.
Ni siquiera hizo falta quemar libros de autores como Karl Marx, Engels, Bakunin, Proudhon, Kropotkin, Godwin, entre tantos otros. A nadie le interesaban esas ideas raras y tan distintas del pasado.
La gente sencillamente no tuvo tiempo de reaccionar. Tampoco existieron los sindicatos —y tratándose de Argentina en otro momento habría que analizar si esto es algo malo—, ningún obrero se organizó. Todos aceptaron el mundo como se les fue dando. Es que no había nada que reprochar. Dicen "panza llena, corazón contento" supongo que así será.
Esto pude ir interpretándolo a medida que esta hermosa mujer me contaba un poco la actual situación de las cosas. Ella se refería al "Gran Hermano" —así se hacía llamar a sí mismo— como el gobernante mundial, al mejor estilo Orwellano de "1984". Era un tipo que representaba la dichosa empresa "Ford-Midable".
Él era la parte superior de una jerarquía de poderes que gobernaban el mundo, hacia abajo estaban los "civil servant", obturadores, calificados y Centinelas-Force.
Y esto se entiende así: El mundo estaba dividido en regiones o zonas amplias (de tres a diez países), el continente africano ya no albergaba vida humana, así como tampoco la Antártida.
El civil servant se encargaba de controlar una región, había un directorio de diez obturadores por país, a su vez había un calificado —trabajo de mi hermosa recepsionista— por cada cien habitantes y Centinelas-Force a gusto y piaccere según la densidad de la población. Todos estos respondían al "Gran Hermano".

El tema es que justamente el mismísimo señor dueño del mundo y de la "Ford-Midable" vivía en mi región y esta cosa linda de mujer había escuchado una conversación privada casi sin querer.
Ella suponía que algo no andaba bien y me reconoció al verme. Una especie de revolucionaria se podría decir, porque no estaba de acuerdo con el sistema, ella sí había leído los libros de los autores que mencioné. Y creyó conveniente advertirme que yo era un hombre buscado, extraoficialmente. Creo que pensó que yo también tenía espíritu rebelde y por eso me buscaban.
Me explicó, sin embargo, que el mundo funcionaba perfecto, a su manera.

Le pregunté entonces por algunos hechos históricos importantes, como las dos guerras mundiales, la guerra de Vietnam y los hippies, la revolución Bolchevique y Lenin, el movimiento 26 de Julio y el "Che", la guerra de Malvinas, la caída del muro de Berlín o el gol de Maradona a los ingleses en el '86...
Pero nada de eso había sucedido. Desde 1903 el mundo empezó a funcionar de una manera muy distinta y la hegemonía de "Ford-Midable" fue absoluta. No hubo guerras porque aparentemente se enfrentarían los mismos intereses del mercado, totalmente globalizado. Ni Lenin, ni Trotsky, ni hippies, ni el "Che". No hubo mundial de fútbol porque desde el '50 los únicos deportes que se practicaron tenían que ver con el hombre manejando algún tipo de maquina. Pues bien, así y todo, el mundo funcionaba perfecto, pero las personas no.
La esperanza máxima de vida era de 50 años. No había ningún tipo de privacidad. No existía el Estado, sino el régimen absoluto de una empresa madre que producía para sus mismos empleados. Era un perfecto circulo. El neoliberalismo desfasado. Ni siquiera eso, era la dictadura de una empresa global, a la cual el mercado le pertenecía en un cien por ciento. Las leyes eran mandatos y ya no había religiones —en otro momento habría que analizar si esto es algo malo—.
Los avances en otras áreas tarde o temprano cayeron en manos de esta multi—internacional empresa global. Pero la gente jamás reaccionó, quizás hubo algunas revueltas, pero fueron rápidamente sofocadas. Todo estaba controlado, hasta el más mínimo detalle.
Un mundo donde todo estaba ajustado, hasta el último tornillo. Todos trabajando para uno y uno viviendo de todos. Conformes con lo que a cada uno le tocaba. Viviendo quizás, no de la mejor manera, pero sí de la única que conocían.
Expectantes de la vida monótona. Ahí estaban, viviendo en —permiso Huxley— "Un Mundo Feliz".

La hermosa mujer - VI -

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24 marzo 2010

Mi Maquina del Tiempo
Seguime. Fue todo lo que dijo y bastó. Sin cadenas ni ataduras la seguí como nunca seguí a nadie en mi vida. Y fue así, como una simple caminata en el parque. Fui así, como un simple picaflor a su flor. Volando entre aromas, siguiendo su voz, manteniendo la postura de Barón. ¡Ey! Varón, que hermosa mujer...
Entre paso y paso por el interminable pasillo ausente de color —para no repetirme con el blanco— se detuvo. Dio vuelta su cabeza suavemente para dirigir su mirada hacia mi, por sobre sus hombros y abriendo una puerta que apareció de la nada, me dijo tan solo: "Seguime"
Y la seguí.

Entramos a un deposito —digamosle— de limpieza, de unos 2 x 2. Se quitó un collar blanco que tenía en el cuello, nada ostentoso, más bien una especie de cinta; y comenzó a hablarme en voz baja.
—Yo se quién sos vos —Me dijo clavándome su mirada en mis ojos.
—¿Quién? —Sonreí a gusto— ¿Quién soy? Acaso soy el hombre de tus...
—Sos el hombre —dijo, interrumpiéndome— más buscado por el Gran Hermano.
—¿Acaso todo esto es parte de un reality? —dije elevando la voz y riéndome— ¿Dónde están las cámaras? Se la jugaron che, que bien que armaron todo...
—¿Perdón? No. El Gran Hermano te busca. Pero nunca lo hizo oficialmente. Yo lo sé porque escuché una conversación que mantuvo con un "civil servant" —funcionario público, en inglés— y alcancé a ver una foto tuya en su monitor. En realidad no era una foto, era un dibujo, como un retrato... ¿Cómo se dice? —Me preguntaba mientras inclinaba su cabeza hacia un lado, para pensar, cerrando sus ojos, dejando caer su cabello, mientras yo me perdía en su hermosura— ¿Identikit? Sí, sos igual al rostro del identikit en 3-D...

Situaciones raras si las hay.
Jamás me había atraído tanto una mujer diciendo tantas incoherencias.

La mega estructura blanca - V -

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23 marzo 2010

Mi Maquina del Tiempo
Ingresamos al estilo mecanizado protocolar. Derecho y al fondo. Nos detuvimos en algo que llamaría normalmente "recepción", nos autorizaron para seguir. Luego, nuevamente, frente a un guardia encargado de una reja, nos la abrió y seguimos marcha, hasta un último control parecido a una cabina de peaje. Todo lo que tenía que estar en orden para ellos lo estaba, así que continuamos hasta una puerta inmensa —BLAN-CA— que se abría lentamente luego de que mis muchachos pasaran una tarjeta sobre una ranura en ella.
Blip pip y adentro.

Como todo lo que vi dentro de esa enorme habitación-antesala era indescriptible, eso haré, no tratar de describirla. Si de algo ayuda, era todo blanco, no había muebles familiares, algunas especies de mesas anexadas a la estructura, mucha gente del estilo burocrático —no sabría como describir tal cosa. Gentío en tropel organizado, si se me permite tal expresión contradictoria. Y de a poco empecé a avivarme, había dos bandos. Nosotros y ellos.
Con nosotros me refiero a los pelagatos desorientados. Con ellos me refiero a los señoritos blanquecinos robotizados. Era de película futurista la cosa. De no creer.
—El ciudadano T-1404 presenta desorientación. Posible caso B-13, derivado de un B-04. ¿Tratamiento adecuado según el protocolo Ingeniera Civil? —Le dijo uno de mis guardias a una burocrática señorita del otro lado de la mesa. No voy a obviar este detalle: Estaba muy buena.
—Pah, querido... Yo me quedé en el "Afirmativo, negativo" —Mientras como un boludo le tiraba una sonrisita cómplice a la bonita recepcionista, sin recibir nada de nada a cambio.
—Bien, Centinelas-Force, regresen a sus tareas. De aquí en adelante yo me encargo del ciudadano T-1404 —Lo dijo con una soltura en sus labios que daba gusto escuchar su voz.
Era la recepcionista de mi vida. Es cosa de tontos eso de "amor a primera vista", pero qué otra cosa podría ser.
Había amor en el aire John Paul, cuanto menos pasión y locura por parte mía, que no quitaba los ojos de su figura impactante, que no podía. Mientras me babeaba de amor como un chico ella se acercó a mí. Me dijo que la acompañe. La seguí —la hubiera seguido derechito al infierno.
Me llevó por un pasillo angosto. Jamás había disfrutado tanto caminar detrás de una mujer. Sí, soy burdo y ordinario, pero en ese momento fui el hombre más feliz del mundo.
Y eso ya nadie me lo va a quitar.


Con esta canción ("Love is in the Air" - John Paul Young) termina el capitulo:

El viaje - IV -

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22 marzo 2010

Mi Maquina del Tiempo
El viaje fue sencillamente alucinante. Fue un paseo de turista, a una altura considerable, por toda la ciudad. Viendo como había sido transformada, nunca había visto tantos edificios y tan prolijos. Todo en plena armonía. Yo era el único desarmonizado, que aún intentaba entender algo de lo que estaba ocurriendo; desorientado por la actitud de mis captores, pues no decían una sola palabra a pesar que les había incitado al dialogo:
—Maestro, disculpará usted, pero me podría decir dónde corno estamos yendo...
Nada.
Ni una palabra che.

Por eso me tranquilicé, no pensé más en nada y contemplé el paisaje anti-natura o contra-natura, como más les guste y mejor suene. Así y todo, les guste o no les guste, ese paisaje urbano había sido construido para ser admirado.
Pasamos cerca del "Monumento a la Bandera", jamás lo había visto así, estaba impecable y aunque siempre lo estuvo —al menos en estos últimos años— esta vez era otra cosa. Estaba realmente emocionado, me gustaba todo lo que veía, solo restaba saber adónde nos dirigíamos.
No creía que sea nada grave, además alguien debía explicarme mejor dónde estaba, alguien debía informarme y quizás encuentre una respuesta adonde sea que estábamos yendo.

Pasamos por sobre el río Paraná y el agua era agua, no lo podía creer, un río inmaculado diría yo. No dejaba de ser agua de río, pero tenía un color que nunca había visto en él. Llegamos a la isla (cruzando el río) y ahí descendimos. En el viaje observé que otras naves parecidas a la nuestra volaban al mismo lugar, pero ninguna aterrizó cerca nuestro. Llegamos a destino y ellos seguían sin hablar.
Por otra parte, la isla había sido totalmente transformada. Es decir, estaba rodeada de verde y árboles, pero notablemente la mano del hombre había pasado con fuerza por ahí. Sobretodo cuando vi la megaconstrucción que se erguía frente a nosotros, a la que estábamos ingresando. Parecía un edificio público —obviamente a esta altura y como lo esperaba, blanco minimalista— custodiado por hombres exactamente iguales a los que me estaban escoltando. Algo que llamó mi atención es que no me habían esposado, ni siquiera me forzaron a hacer nada y si bien yo estaba medio estúpido por la situación, también es cierto que podría haberme escapado, no se cómo, pero podría haberlo intentado al menos.
Pero ahí estaba yo, queriendo saber adónde iba todo esto. Queriendo fumarme un cigarrillo, pero con miedo a preguntar si podía.

Cambios - III -

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19 marzo 2010

Mi Maquina del Tiempo
Y ahí estaba yo. Parado en medio de la vereda, haciéndome terribles preguntas existenciales.
Pero entre pensamiento y pensamiento no pude evitar notar el paisaje. Una ciudad completamente limpia, sin ruidos molestos y entre tantos detalles, el más llamativo: Los negocios estaban cerrados, no había una sola persona y era mediodía. Incomprensible.
Además comencé a notar que los negocios y casas de mi vecindario habían cambiado. Las casas no tanto, pero los negocios eran totalmente otra cosa y lo extraño es que ofrecían los mismos servicios que antes —cuando digo antes me refiero a como los recordaba antes de hoy— pero por dentro se veían distintos.
Me asomé a una tienda, la ñata contra el vidrio, y vi una decoración sumamente minimalista. Es decir, sencillos ornamentos blancos, ninguna publicidad, ni ruido ni basura visual, impecable. Parecía no haber mostrador, un cuarto blanco, nada, cosa de otro mundo. Un local llamativamente ausente de colores de un lado y yo con mi pálido rostro del otro.
A decir verdad siempre soñé con ver algo así, pero no de un día para el otro; y es que todos los comercios y negocios que llegaba a ver desde donde yo estaba tenían el mismo aspecto. Estaba perdido, a una cuadra de mi casa.
En fin, con mi mochila de dudas e inquietudes continué mi rumbo. Recordarán ustedes que iba a lo del mecánico, quien repararía mi maquina del tiempo en "un par" de días. Este "un par" de días —entre comillas— no me gustó nada, razón por la cual no había podido dormir muy bien y provocó que comience el día tan agitado.
Al hacer unos pocos pasos más —mientras seguía sorprendido por el paisaje de mi ciudad— comenzó a sonar una alarma, no de ambulancia, no de algún auto o casa; era un zumbido penetrante, una bocina infernal que anunciaba una guerra. Recuerdo haber escuchado algo parecido en alguna película sobre la segunda guerra mundial. Una bocina cercana que suena distante, algo confuso.
Aturdido y perplejo por el hecho quedé paralizado. De repente una especie de nave aparece frente a mi, bajaron dos sujetos rápidamente y se me vinieron al humo. Eran misteriosamente similares, altos, contextura física imponente, llevaban cascos que cubrían sus rostros y un uniforme negro de una tela que solo puedo imaginar encontrar en algún disfraz de sado-masoquista.

—Ciudadano T-1404 ha violado el código B. ¿Es consciente de eso? —Me informó alguna cosa que no entendí y preguntó una retórica supongo.
—No negro, yo voy a lo del mecánico. Me está afinando la maquina, ¿viste? —Es lo único que atiné a responder. Estaba completamente desorientado e intenté seguirles el juego.
—B-04 en progreso. Muestra desordenes —Decía uno, mientras se miraban entre ellos. No pude ver su expresión por el tema de los cascos, pero seguro era de lastima. Claro, era obvio que yo estaba totalmente perdido, ellos tampoco me ayudaban con la situación, que de hecho empeoraron al hablar tan roboticamente.
—¿Por qué hablan así, a lo Robocop? —Pregunté sin ser escuchado.
—Va a tener que acompañarnos ciudadano T-1404 —Me dijo uno mientras el otro tomaba con firmeza mi brazo derecho.

Hasta ahí todo bien. No entendía nada, casi un sueño, pero todo bien. Me subí a la cosa esa, especie de nave futurista, al asiento de atrás. Me dio la sensación de que eran policías, pero nada más. Quería saber adonde iba todo esto, quería que alguien me explique un poco qué estaba pasando. Quería saber qué había hecho el mecánico con mi maquina del tiempo o en todo caso qué había hecho yo con ella, si es que había hecho algo y no lo recordaba. Quería escuchar musica y había olvidado mi reproductor de mp3 en mi casa, mierda.

Segundo día - II -

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18 marzo 2010

Mi Maquina del Tiempo
Me levanté muy preocupado. Había dejado mi maquina en el taller y vaya a saber uno que hará el mecánico, hasta podría llegar a arruinarla por completo. Tiene tantos elementos falsos e inexistentes que no se puede saber con certeza si entiende lo que hace. Lo mejor sería ir rápidamente al taller a comprobar que todo este bien...
Pero primero debía ir al baño, orinar, lavarme la cara, cepillarme los dientes, bañarme y peinarme, prepararme un buen café, tomar el café viendo un poco de tele, fumar el primer cigarrillo del día bien tranquilo y luego sí, derechito al taller mecánico.
Haciendo zapping me pareció ver algunas cosas raras en la televisión. Pero estaba tan estúpido como de costumbre y encima medio dormido. Nada que hacer.
Salí de mi casa y ahí fue cuando me di cuenta de lo que estaba pasando.
El mundo había cambiado.
No había autos en las calles, las veredas eran más amplias, las calles más angostas, árboles hermosos en los canteros, los pájaros cantaban sin desafinar, ningún ruido molesto, ninguna moto estruendosa, ningún caño de escape que meta humo en mis pulmones (en todo caso yo me encargo de eso), todo limpio y calmo. El caos del tráfico había desaparecido. Y aun mejor: no era un sueño.
Pensé entonces: Oh, oh... ¿Y ahora que bondi me tomo? ¿Cómo voy a llegar al taller?

Entonces me despabilé un poco: “Momento, esto no cambió de la noche a la mañana (cuando digo mañana, me refiero a pasado el mediodía) Esto es una revolución, llevaría años desarrollar toda esta superestructura, parece que fuera el futuro.”

Comencé a caminar lentamente rumbo al taller, a pasos torpes, tratando de entender algo de lo que estaba pasando. Tratando de comprender.
¿Viajé en el tiempo? ¿Acaso ya había retirado la maquina del tiempo del taller mecánico? ¿Viajé en el tiempo sin la maquina? ¿Por qué habré viajado hacia el futuro? ¿Por qué no veo medios de transporte? ¿Por qué no hay gente en la calle? ¿Por qué los comercios están cerrados?
No hay nada abierto...
Entonces me detuve.
¿Habré cerrado la puerta de casa con llave?

Visita al mecanico - I -

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16 marzo 2010

Mi Maquina del Tiempo
Como todo lo bueno, dura muy poco.
Ayer estaba por emprender otro viaje en el tiempo y se desbarató mi maquina, se rompió un coso.
Entonces la llevé a lo del mecánico.
Caí con mi maquina al taller mecánico. Había unos pocos autos en reparación y no hay mucho que describir del ambiente, posters de chicas ligeras de ropa y desnudas, imágenes de autos y logos, todo de Ford. Seguramente el mecánico era fanático de esa marca. Lo demás estaba cubierto de grasa, las paredes alguna vez estuvieron pintadas de blanco y el olor era de un inconfundible taller de barrio.

—Hola señor mecánico... —Saludé muy cordialmente.
—¡Que hermosura de maquina que pegaste! ¿Que modelo es? —Respondió sin saludar, estaba absorto perdido en tan ficticia hermosura, enamorado de mi bella maquina.
—De este año y sí, es una joyita.
—¡Pah! Es una beshesa, ¿Qué problema tiene?
—No se, el problema está en el coso ese... —Dije, mientras señalaba la parte frontal de la maquina.
—Ah, si... —Decía mientras miraba y se rascaba la cabeza— Generalmente los cosos esos salen mal de fabrica. No hay problema, dame dos días y te lo soluciono.
—Uh... ¿Dos días? Pero es ese coso nomás...
—Sí, ya se. Pero tengo que conseguir el repuesto y cambiarlo. Es complicado, porque primero hay que sacar esa otra cosa, levantar esa parte, sacar el coso y meterle el nuevo. —Explicó mientras gesticulaba con sus manos.
—Ah, sí... Parece complicado, —Le dije, pero en realidad no había entendido nada— en realidad no entiendo nada. Pero si vos me decís que sabés lo que hay que hacer te la dejo y vuelvo en dos días...
—Sí, dame dos o tres días. Va a quedar como nueva.
—Pará, pará —contesté sorprendido y enojado—, me dijiste dos días hermano...
—Sí, más o menos... Pasa que hay mucho laburo ahora y no me quiero comprometer tanto. Vos andá tranquilo y no te hagas problema. —Me dijo mientras me palmeaba el hombro.
—Bueno, pero mirá que te confío la maquina.
—Si, no te hagas drama. ¿No querés saber cuanto te voy a cobrar? —Preguntó.
—No te hagas problema por la plata, vos encargate de arreglarla... —Respondí descaradamente, pues esa frase no saldría de mí, ni queriendola decir, pero curiosamente así lo hice.

Entonces volví a mi casa, dejé la maquina en lo del mecánico.
Pero a la noche no podía dormir, sentía que algo andaba mal. Dejé mi maquina del tiempo en el taller en manos de un hombre que podría viajar en el tiempo si descubría cómo hacerlo. Era algo muy peligroso.

El Día que Salvé el Mundo (Preludio)

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15 marzo 2010

Mi Maquina del Tiempo Humor
Toda historia tiene un preludio y ésta que voy a contar está lejos de merecer una obertura, pero se la voy a dar igual, para que parezca importante.
Tan solo para situar el estilo despreocupado de narrativa y que luego no caigan reproches en servidor.
Digamos que es una historia de ficción, tan real e inverosímil como mi maquina del tiempo.
En esta historia digna de contarse habrá condimentos varios. Está escrita en primera persona del singular (de varios tiempos) porque yo soy el protagonista de tan increíble aventura. Por tanto he de decir también que nadie utilizará un lenguaje nutrido para las apariencias, y es que yo no hablo así por la calle y rara vez, en lo cotidiano, me he cruzado con alguien que lo haga.

En parte es anécdota, en parte son crónicas.
Todos sucesos que tuvieron lugar en algún lugar del universo, el día que salvé el mundo...

Cuando Evitaron el Nobel de la Paz a Hitler (Ficción)

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17 octubre 2009

Ya sabrán ustedes que poseo una increible e inexistente maquina del tiempo con la que viajo en busca de nuevas aventuras (a decir verdad tan solo la utilicé para entrevistar a Freud)
Pues bien, ayer me dirigí a principios de los años '40, plena segunda guerra mundial. La idea era entender qué pasaba por la cabeza de los nazis, porque si hay algo que odio en este mundo es y siempre será Adolf Hitler y toda la basura que surgió con y de él: Nazis, Neo-Nazis, Skinheads, etc.
Entonces qué mejor que pegarme una vuelta por aquellos años para odiar con fundamento.
Apenas llegué noté rápidamente que el mundo estaba crispado, dado vuelta. Sí, estaba en medio de la peor guerra que haya existido en este suelo, pero aun así era escalofriante.

Churchill fumando cigarroLo primero que hice fui visitar a Churchill en Inglaterra, quien me recibió con los brazos abiertos:
—Vení, vení, pasa que ya puse la pava para tomar unos mates —Me decía, con una característica expresión facial suya. Nos sentamos y comenzó a contarme su parte de la historia. Detalles técnicos militares, que poco entendí, algo de unos aviones, entre otros pormenores. Se notaba que el tipo sabía hablar, podía hasta convencerme de que lo que me decía me importaba. Entonces lo interrumpí para preguntarle por qué la bronca con Hitler, si era cuestión política, económica, algún interés personal.
—Me ofendés pibe —dijo desganado, como si hubiera perdido las esperanzas que por alguna razón había puesto en mí.
—Disculpá che, siempre termino ofendiendo a alguien, seguramente cuando yo escriba sobre esto, alguien se va a ofender —dije lamentandome hipocritamente.
—Bueno, quizás esté un poco susceptible por el tema de la guerra, no me hagas caso... Pero contame, ¿qué venís a hacer acá? ¿Con azucar el mate?
—Sí, como lo tomes vos... Y no hay problema, a veces me desubico. Aparte se entiende completamente, la manera en que está el mundo, jamás en el ámbito de los conflictos humanos, tantos han debido tanto a tan pocos..."
—¡Uia!, que buena frase... Me gusta che —dijo entusiasmado.
—Bueno, usala si te gusta, vos que sos refranero...
figura del Premio Nobel—Dale, barbaro. ¡Ah! ¿Vos sabías que le querían dar el Premio Novel de la Paz al "innombrable", porque decían que iba a sacar al comunismo de nuestras vidas?
—No me jodas...
—En serio, por suerte hicimos quilombo y ahora hasta que no termine la guerra no hay nada para nadie, están todos locos...
—Sí de una... Che, ¿querés que te diga cómo termina todo?
—¡No! Es como si me contaras el final de una película, no tiene sentido Emi. Pero dejame adivinar, seguro es así, escuchá: La Unión Soviética, Estados Unidos y nosotros nos juntamos, somos "Aliados" —comienza a sonreír— entonces invadimos todos los territorios conquistados por los Nazis, empezamos a ganar terreno, entramos a Alemania y cuando estamos por atrapar a Hitler... ¡Se pega un tiro en la cabeza! —ahora estalla en risas— No, no, pará, pará... Despues nos juntamos Stalin, Roosevelt y yo y nos sacamos una foto juntos, ¡mostrandole al mundo que todo esta bien!
Luego siguió a carcajadas y no se entendía lo que decía. Yo quedé sonriendo, le iba a decir que exactamente eso iba a pasar, pero tenía razón, no podía arruinarle el final de la pelicula.

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El Inconciente Sigmund Freud...

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13 febrero 2009

Freud por DaliEsto es nuevo. Acabo de conseguir una maquina del tiempo ficticia. Fabricada con materiales falsos. Desestimando las leyes de cualquier ciencia o doctrina del hombre: Nace mi maquina del tiempo.
Por ahora la voy a usar para entrevistar algunos personajes históricos. Hoy: entrevista atípica con Sigmund Freud.

-¡Buenos días!, es un honor poder entrevistarlo señor...
-Lo sé.
-...Bueno... ...Vamos al grano... ¿Cómo se le ocurrió la idea de lo Inconciente?
-Fue fácil, a decir verdad, tomé un poco de Schopenhauer, otro poco de Nietzsche, la inspiración vino sola...
-Claro, fue plagio entonces...
-Me ofendés pibe... O no entendés para nada el psicoanálisis.
-Bueno... A decir verdad me vendría bien una mano, porque el lunes rindo.
-Ah... Bueno, te ayudo entonces. No tenés idea la cantidad de re-ediciones que hice de mis libros. Muy pocos me entienden.
-Si, lo sé. Anotá uno más... (risas) No. Hablando en serio, te admiro che, tenés un mambo en la cabeza increíble, pero hay cosas que no me cierran...
-Y sí, es lógico. No son cosas simples. Pero adelante, preguntame, ¿qué querés saber? La represión, Narcisismo, Angustia, Sexualidad Infantil, Interpretación de los Sueños, Pulsión... No se, vos decime.
-Y que se yo... ¿De represión que me podés decir?
-Leíste todos mis libros, ¿cierto?
-¡No! ni a palos... Voy leyendo lo que me dan en la facultad y alguna que otra cosa. Son capitulos de tus libros y algunos ensayos, pero nada más.
-¿Y como querés que te ayude entonces? Anda a leerme al menos, después vemos que puedo hacer con vos. Tomá, tomate un (mate) amargo.
-Gracias... Bueno. ¿Qué me podés decir entonces?
-No se... ahora estoy elaborando la segunda tópica.
-Ah... Bueno, no te matés porque después Lacan va a decir que hay que volver al primer Freud, así que...
-¿Qué? ¿Cómo mierda es eso? ¿Y quién carajo es Lacan?
-Uh... Cierto... Bueno, calmate, che. Mejor ni te cuento lo que hicieron los psicólogos con el psicoanalisis, porque te morís ahora mismo. Y para el 23 de septiembre del '39 falta todavía... (risas)
-¿Qué, cómo decis?
-Eh... No, nada. Pero viajé en el tiempo exclusivamente para conocerte, ¡tirame la posta Sigmund!
-Te la vas a tener que arreglar solo por ahora. No puedo explicarte sin que tengas una mínima base sobre el psicoanálisis... Pero si tenés una maquina del tiempo por qué no te pegas una vuelta por mis conferencias en años anteriores y volvés el lunes a la mañana a la facultad, fresquito para ir a rendir. Tratá de no hacerme ninguna pregunta boluda en las conferencias, por favor...
-Si, muy buena idea. ¡Cómo no lo pensé antes!
-Y bueno... ¿Querés otro mate?
-No, gracias viejo, sos un grande, sabelo... ¡Ah! Otra cosa: ¡Al pobre Fliess le mandaste cartas hasta el primero de enero, te fuiste al carajo!
-Emi... Somos Judíos... (risas)
-¡Uh cierto! Tené cuidado con Hitler, apenas empiece "la caza de brujas" tomatelás. Cuando te llegue una carta de un psiquiatra fascinado con tu trabajo, invitándote a Argentina andá, ¡no seas cabrón! No tenés idea las boludeces que interpretaron de tus teorías al principio. Sino andá a Inglaterra, como quieras...
-Para... Che, ¿que decís? ¿Quién es Hitler? ¡Emiliano, no te vayas!
-...
-Que pendejo de mierda...

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