Una Vida de Furia

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24 abril 2007

Hoy salí a caminar por la calle, y entre paso y paso, cabalgando a mis ideas, cargando mis pasiones. Nada fuera de lo normal. Nada original ultimamente, entonces y como suelo hacer, porfiado y contra esas malas ganas, camine, y camine tanto que mis pies ardían. El suelo quemaba o eran mis pies los que quemaban el suelo.
Entonces pasando tanta mierda y cansado de ver siempre lo mismo comencé a correr con toda mi cólera y rabia, estaba entre la ira desenfrenada y las nauseas. Sinceramente y como veo todo ahora, era todo una gran mierda y el olor me partía la cabeza del dolor, por el olor, como ya he dicho, por si no se entendió bien la idea o como se acostumbra ahora y siempre, a no prestar atención a lo que uno dice o escribe. Sí, carajo, era el inmenso olor a mierda el que me partía la cabeza de dolor. Entonces con toda esa mierda, mi furia crecía a cada paso, verdaderamente estaba agigantado de furia junto a toda esa bronca ya dicha.
Aclarado todo esto que dije y de como venían mis ánimos y sentimientos entrecruzados entre otros tantos menos, mucho menos afortunados comencé a correr con mucha más prisa, por que necesitaba llegar cuanto antes a cualquier lugar, no se donde, pero quería llegar lo más rapido posible.
Entonces ocurrió lo impensado, lo que a nadie se le podría llegar a cruzar por la cabeza en ningún momento, tropecé con una maldita piedra. Caí con todas las fuerzas al piso, totalmente de cara, con todo mi cuerpo abatido, desparramado en el asfalto, como si estuviera anestesiado de pies a cabeza, como si no supiera dominar, yo, mi cuerpo. Fue el más espantoso dolor que tuve en mi vida, lentamente recuperé mi limitado y pobre conocimiento. Me hice todas las preguntas posibles, de como era posible, que yo este tan tirado y abatido sobre el piso. Habiendo llevado conmigo todas esas fuertes emociones. Lentamente empecé a pararme, apoyado primero en mis brazos. Con una furia incomprendida e incomprensible, era tal mi cólera que mis insultos, deben de haberse escuchado hasta diez kilometros a la redonda, aunque en realidad no tengo ni idea, estoy exagerando mucho, porque putié muy fuerte. Al haberme retomado completamente mi posición bípeda, miré la estúpida piedra con la que me partí la cabeza contra el suelo, porque literalmente me partí la cabeza, salía sangre a más no poder de una abertura que se había formado en mi frente. Entonces, naturalmente tomé la piedra del suelo, la apreté todo lo que pude con mi puño, mas no logré hacerle daño alguno. Dado esto la arrojé con todas mis fuerzas contra una pared, logrando destrozarla en mil pedazos, pero esto ocasionó que derrumbe la pared en la que había roto la puta piedra.
Sin cuidado tomé una granada que tenía guardada en mi bolsillo y la hice estallar contra el piso, que tan fuerte se las había tomado conmigo cuando caí en él. Le hice un pozo de unos tres o cuatro metros al hijo de puta, obviamente había tomado mis precauciones para no rebentarme con la granada yo mismo. Cuando me dí cuenta que alguién respiraba en mi nuca, rapidamente me dí vuelta y me puse cara a cara con el cabrón. Era un tipo grande y su furia solo se comparaba con la mitad de la mía. Con voz ronca y prepotente dijo que la pared que había derrumbado era de él, que quería que le retribuyese el dinero que costaba la pared. Al no poder seguir escuchando tantas quejas rebenté su quijada de una patada. Cuando estaba sufriendo del dolor en el piso, y tratando de hacerme entender que el nada más quería la plata, que no quería problemas, lo tome del cuello y le dije demasiados insultos, tantos que deben haber sido todos los que existen y mi cólera era tal que de un solo tirón lo arrojé al pozo que había dejado en el suelo. Una vez el estupido en su lugar lo escupí a más no poder, hasta dejarlo humillado. Sin darme cuenta en un principio, al caer él en el pozo debe haberse desnucado, porque el muy forro no respiraba. Asi fue, estaba muerto, hecho que corroboré al irme de allí.
Y me fuí, huí del lugar, matando todo lo que no me gustó de ese lugar, sin arrepentimientos. Huí sin que nadie me viese, pero me fui contento porque calmé mi furia, aunque yo haya detrozado una pared que no era mía, aunque haya hecho un enorme pozo en la calle, que a fin de cuentas es de todos, aunque haya matado una persona que solo buscaba algo legítimo, que era inocente de todo acto.
Bueno, puede ser, ahora, analizandolo en frio, que haya hecho alguna cosa un poco mal. Creo que todo lo que hice estuvo mal. Pero en definitiva, ¿no hacemos todos eso? Todos los días, una y otra vez. ¿No Hacemos e hicimos siempre eso los hombres?
Pensandolo, es cierto. Hice todo mal.


2 Comentarios

TE ODIO!!
COMO LE VAS A HACER ESO AL POBRE SEÑOR!!!

LE VAS A IR A DEVOLVER SU PARED..

ES MAS!

LA VAS A CONSTRUIR VOS SOLITO!

HE DICHIO!

 26 de abril de 2007, 8:02 a.m.

jeje..

Mucha ira don Memo.. la gente guarda mucha ira y rencores.. y ambicion.. y desinteres por su propia especie a causa de ello..
Somos parte de la especie mas estupida del planeta..
La que crea su propia extincion..

Besoton!
Alita

 26 de abril de 2007, 8:04 a.m.
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