¿El beso? - IX -

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29 marzo 2010

Mi Maquina del Tiempo
Ese beso hubiera sido divino y yo soy tan solo un mortal. Por eso no me fue concedido por las circunstancias de la vida. Y es que en ese preciso instante en donde la magia de la situación nos hace dudar de la realidad, abrieron la puerta. De un tirón abrieron la puerta y con él se llevaron mi momento mágico al demonio.
—¡No puedo creer lo que veo! —Esas fueron las palabras del hombre que me cagó la hermosa escena— ¡Después de tanto tiempo!
—Disculpe señor —dijo la mujer de mis sueños, dirigiéndose al hombre que se había robado nuestro beso—, es la única salida que encontré para que no lo envíen con los demás presos. Sabía que usted estaba vigilando y que vendría hasta aquí. Ahora se encuentra a su entera disposición.

Estaba completamente desorientado. Mi cosa hermosa de mujer le estaba hablando muy tranquilamente al hombre que nos sorprendió escondidos, y justo cuando estábamos por darnos el mejor beso y más romántico de toda la historia —o al menos eso era lo que yo sentía.
¿Acaso no estaba ayudándome mi recepcionista sexy? ¿Quién era este hombre que tan descaradamente abría puertas sin golpear? ¿Por qué ahora yo me encontraba a su “entera disposición”?
—Muy bien hecho —decía el tipo, mientras me analizaba de arriba a abajo, apuntandome con un revolver—, ahora puedo matarlo sin tener que llenar papeles, es un fastidio tener que hacerlo. Sobretodo cuando uno es una persona tan importante para el mundo. Una vez que deje de existir este pobre diablo, ya no hay marcha atrás y voy a poder vivir tranquilo, definitivamente, sin tener que preocuparme porque algo raro pueda llegar a surgir. De una vez por todas voy a dormir en paz en la cima del mundo. Vas a ser muy bien recompensada chiquita —mientras la observaba a ella—, te espera un muy buen camino en este mundo. Solo resta llevar a este individuo a mi oficina sin que nadie lo note, tomá —dándole una tarjeta— esta tarjeta te va a servir para tener autorización para llegar a mi oficina, una vez ahí, voy a poder matarlo sin que quede ningún registro. En el peor de los casos, de que esto salga a la luz, las excusas sobran y de ser necesario voy a decir que fue en defensa propia y asunto arreglado. Vamos, ayudame a terminar este trabajito y vas a poder olvidarte de tener que trabajar en toda tu vida. Y vos pibe, quedate tranquilo, hacé lo que ella te diga, ella tiene un arma también —decía el hombre, mientras yo escuchaba atónito, sin poder creer la de locuras que estaba diciendo.
Miré a mi chica, buscando complicidad con la mirada, pero no encontré nada. Parece que iba en serio la cosa y que yo estaba a punto de morir en manos de un viejo loco y una arpía traidora hija de mil putas.
Mierda.

Ella - VIII -

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26 marzo 2010

Mi Maquina del Tiempo
Y ahí estábamos, escuchandonos, hablandonos, casi tocandonos con la mirada, respirando el mismo aire, quizás hasta imaginando las mismas cosas. Ella y yo. Ella tratando de salir de su mundo, yo tratando de entrar al suyo. O aún mejor, sin importar en qué mundo, juntos queríamos estar. O al menos esto último quería creer para sentirme feliz.
Yo era un simple tipo, perdido en algún lugar del universo, seguro de no tener las cosas claras y enamorado de una hermosa mujer. Ella tenía un trabajo importante, era una "calificada" —y el chiste tonto lo vale: también estaba muy bien calificada para ser mi mujer—, era inteligente y quería cambiar el sistema, con hechos o palabras, de alguna forma ella quería hacer algo para cambiar el mundo. Y además, tenía un cuerpo espectacular, por qué no decirlo.

Hubo un momento de silencio, casi forzado. Era la situación pidiendo un minuto. Entonces tomé sus manos, nos miramos profundamente a los ojos. Sonreímos, tal vez por el momento raro de dos extraños de distintos mundos encerrados en un pequeño habitáculo, susurrando y luego acompañando el silencio que reclamaba un beso. Entonces eso mismo íbamos a hacer, nos fuimos acercando muy lentamente, los labios cada vez más próximos, deseosos uno de otro. Era un momento hermoso, el capítulo de una telenovela, la escena de una comedia romántica, el estribillo de una canción pop, los sentimientos encarnados en ese beso tan pronto a realizarse.
Pero siempre, siempre, siempre algo arruina el momento y esta no fue la excepción.

Un nuevo mundo - VII -

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25 marzo 2010

Mi Maquina del Tiempo
Y esa era la historia. Yo era un tipo buscado. Estuvimos hablando por un buen tiempo y ahí comencé a tener una idea más formada sobre dónde me encontraba. Voy a ahondar en detalles y explicar mejor la situación.

Ante todo, olvídense de la realidad en la que viven ahora.
El mundo estaba gobernado por una empresa: "Ford-Midable". Así como se lee.
Esta empresa al principio del siglo XX había comenzado con su producción masiva. Primero automóviles, luego se expandió rápidamente a otros sectores industriales. Al cabo de 10 años monopolizaba casi el %50 de todas las industrias del mundo. Para 1920 poseía el %80. En 1925 todo el mundo empresario e industrial rendía cuentas directa o indirectamente a la "Ford-Midable".
Pues bien, ¿cómo fue esto posible?
Por los avances tecnológicos propuestos al mercado, nadie podía prever las nuevas estrategias de la empresa. Innovaron en todo. En cuanto a leyes de monopolio, jamás existieron. Todo el mundo incorporó la mentalidad capitalista, extrema.
Ni siquiera hizo falta quemar libros de autores como Karl Marx, Engels, Bakunin, Proudhon, Kropotkin, Godwin, entre tantos otros. A nadie le interesaban esas ideas raras y tan distintas del pasado.
La gente sencillamente no tuvo tiempo de reaccionar. Tampoco existieron los sindicatos —y tratándose de Argentina en otro momento habría que analizar si esto es algo malo—, ningún obrero se organizó. Todos aceptaron el mundo como se les fue dando. Es que no había nada que reprochar. Dicen "panza llena, corazón contento" supongo que así será.
Esto pude ir interpretándolo a medida que esta hermosa mujer me contaba un poco la actual situación de las cosas. Ella se refería al "Gran Hermano" —así se hacía llamar a sí mismo— como el gobernante mundial, al mejor estilo Orwellano de "1984". Era un tipo que representaba la dichosa empresa "Ford-Midable".
Él era la parte superior de una jerarquía de poderes que gobernaban el mundo, hacia abajo estaban los "civil servant", obturadores, calificados y Centinelas-Force.
Y esto se entiende así: El mundo estaba dividido en regiones o zonas amplias (de tres a diez países), el continente africano ya no albergaba vida humana, así como tampoco la Antártida.
El civil servant se encargaba de controlar una región, había un directorio de diez obturadores por país, a su vez había un calificado —trabajo de mi hermosa recepsionista— por cada cien habitantes y Centinelas-Force a gusto y piaccere según la densidad de la población. Todos estos respondían al "Gran Hermano".

El tema es que justamente el mismísimo señor dueño del mundo y de la "Ford-Midable" vivía en mi región y esta cosa linda de mujer había escuchado una conversación privada casi sin querer.
Ella suponía que algo no andaba bien y me reconoció al verme. Una especie de revolucionaria se podría decir, porque no estaba de acuerdo con el sistema, ella sí había leído los libros de los autores que mencioné. Y creyó conveniente advertirme que yo era un hombre buscado, extraoficialmente. Creo que pensó que yo también tenía espíritu rebelde y por eso me buscaban.
Me explicó, sin embargo, que el mundo funcionaba perfecto, a su manera.

Le pregunté entonces por algunos hechos históricos importantes, como las dos guerras mundiales, la guerra de Vietnam y los hippies, la revolución Bolchevique y Lenin, el movimiento 26 de Julio y el "Che", la guerra de Malvinas, la caída del muro de Berlín o el gol de Maradona a los ingleses en el '86...
Pero nada de eso había sucedido. Desde 1903 el mundo empezó a funcionar de una manera muy distinta y la hegemonía de "Ford-Midable" fue absoluta. No hubo guerras porque aparentemente se enfrentarían los mismos intereses del mercado, totalmente globalizado. Ni Lenin, ni Trotsky, ni hippies, ni el "Che". No hubo mundial de fútbol porque desde el '50 los únicos deportes que se practicaron tenían que ver con el hombre manejando algún tipo de maquina. Pues bien, así y todo, el mundo funcionaba perfecto, pero las personas no.
La esperanza máxima de vida era de 50 años. No había ningún tipo de privacidad. No existía el Estado, sino el régimen absoluto de una empresa madre que producía para sus mismos empleados. Era un perfecto circulo. El neoliberalismo desfasado. Ni siquiera eso, era la dictadura de una empresa global, a la cual el mercado le pertenecía en un cien por ciento. Las leyes eran mandatos y ya no había religiones —en otro momento habría que analizar si esto es algo malo—.
Los avances en otras áreas tarde o temprano cayeron en manos de esta multi—internacional empresa global. Pero la gente jamás reaccionó, quizás hubo algunas revueltas, pero fueron rápidamente sofocadas. Todo estaba controlado, hasta el más mínimo detalle.
Un mundo donde todo estaba ajustado, hasta el último tornillo. Todos trabajando para uno y uno viviendo de todos. Conformes con lo que a cada uno le tocaba. Viviendo quizás, no de la mejor manera, pero sí de la única que conocían.
Expectantes de la vida monótona. Ahí estaban, viviendo en —permiso Huxley— "Un Mundo Feliz".

La hermosa mujer - VI -

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24 marzo 2010

Mi Maquina del Tiempo
Seguime. Fue todo lo que dijo y bastó. Sin cadenas ni ataduras la seguí como nunca seguí a nadie en mi vida. Y fue así, como una simple caminata en el parque. Fui así, como un simple picaflor a su flor. Volando entre aromas, siguiendo su voz, manteniendo la postura de Barón. ¡Ey! Varón, que hermosa mujer...
Entre paso y paso por el interminable pasillo ausente de color —para no repetirme con el blanco— se detuvo. Dio vuelta su cabeza suavemente para dirigir su mirada hacia mi, por sobre sus hombros y abriendo una puerta que apareció de la nada, me dijo tan solo: "Seguime"
Y la seguí.

Entramos a un deposito —digamosle— de limpieza, de unos 2 x 2. Se quitó un collar blanco que tenía en el cuello, nada ostentoso, más bien una especie de cinta; y comenzó a hablarme en voz baja.
—Yo se quién sos vos —Me dijo clavándome su mirada en mis ojos.
—¿Quién? —Sonreí a gusto— ¿Quién soy? Acaso soy el hombre de tus...
—Sos el hombre —dijo, interrumpiéndome— más buscado por el Gran Hermano.
—¿Acaso todo esto es parte de un reality? —dije elevando la voz y riéndome— ¿Dónde están las cámaras? Se la jugaron che, que bien que armaron todo...
—¿Perdón? No. El Gran Hermano te busca. Pero nunca lo hizo oficialmente. Yo lo sé porque escuché una conversación que mantuvo con un "civil servant" —funcionario público, en inglés— y alcancé a ver una foto tuya en su monitor. En realidad no era una foto, era un dibujo, como un retrato... ¿Cómo se dice? —Me preguntaba mientras inclinaba su cabeza hacia un lado, para pensar, cerrando sus ojos, dejando caer su cabello, mientras yo me perdía en su hermosura— ¿Identikit? Sí, sos igual al rostro del identikit en 3-D...

Situaciones raras si las hay.
Jamás me había atraído tanto una mujer diciendo tantas incoherencias.

La mega estructura blanca - V -

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23 marzo 2010

Mi Maquina del Tiempo
Ingresamos al estilo mecanizado protocolar. Derecho y al fondo. Nos detuvimos en algo que llamaría normalmente "recepción", nos autorizaron para seguir. Luego, nuevamente, frente a un guardia encargado de una reja, nos la abrió y seguimos marcha, hasta un último control parecido a una cabina de peaje. Todo lo que tenía que estar en orden para ellos lo estaba, así que continuamos hasta una puerta inmensa —BLAN-CA— que se abría lentamente luego de que mis muchachos pasaran una tarjeta sobre una ranura en ella.
Blip pip y adentro.

Como todo lo que vi dentro de esa enorme habitación-antesala era indescriptible, eso haré, no tratar de describirla. Si de algo ayuda, era todo blanco, no había muebles familiares, algunas especies de mesas anexadas a la estructura, mucha gente del estilo burocrático —no sabría como describir tal cosa. Gentío en tropel organizado, si se me permite tal expresión contradictoria. Y de a poco empecé a avivarme, había dos bandos. Nosotros y ellos.
Con nosotros me refiero a los pelagatos desorientados. Con ellos me refiero a los señoritos blanquecinos robotizados. Era de película futurista la cosa. De no creer.
—El ciudadano T-1404 presenta desorientación. Posible caso B-13, derivado de un B-04. ¿Tratamiento adecuado según el protocolo Ingeniera Civil? —Le dijo uno de mis guardias a una burocrática señorita del otro lado de la mesa. No voy a obviar este detalle: Estaba muy buena.
—Pah, querido... Yo me quedé en el "Afirmativo, negativo" —Mientras como un boludo le tiraba una sonrisita cómplice a la bonita recepcionista, sin recibir nada de nada a cambio.
—Bien, Centinelas-Force, regresen a sus tareas. De aquí en adelante yo me encargo del ciudadano T-1404 —Lo dijo con una soltura en sus labios que daba gusto escuchar su voz.
Era la recepcionista de mi vida. Es cosa de tontos eso de "amor a primera vista", pero qué otra cosa podría ser.
Había amor en el aire John Paul, cuanto menos pasión y locura por parte mía, que no quitaba los ojos de su figura impactante, que no podía. Mientras me babeaba de amor como un chico ella se acercó a mí. Me dijo que la acompañe. La seguí —la hubiera seguido derechito al infierno.
Me llevó por un pasillo angosto. Jamás había disfrutado tanto caminar detrás de una mujer. Sí, soy burdo y ordinario, pero en ese momento fui el hombre más feliz del mundo.
Y eso ya nadie me lo va a quitar.


Con esta canción ("Love is in the Air" - John Paul Young) termina el capitulo:

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