Cuento: Entrega del Paquete.

4 comentarios
Por: | En:
11 octubre 2008

El motivo de este post es ridículo, pero veremos que sale.
La cosa es así: con los ojos cerrados tecleé cualquier cosa en el Google, en imagenes. Es decir buscando una imagen en extremo al azar. No sin antes unos cuantos intentos fallidos di con varias imagenes, la idea era tomar la primera y escribir algo en relación a eso. Una terrible estupidez, pero no faltará quien diga que es un excelente ejercicio para aprender a escribir (algo no tan erroneo, por otra parte).
Pues bien, mi búsqueda fue: vlj (aconsejo no intentar hacerlo con demasiadas letras)
Resulta que, para mi sorpresa, ¡VLJ es el modelo de un avión! (Very Light Jet)
La imagen es de un juego simulador de vuelo.

VLJ simulador de vuelo avion

Estaba aturdido, creo que me había desmayado, al entrar en razón recordé que debía entregar un paquete, me encontraba muy lejos del lugar y el tiempo no solo parecía burlarse de mi destino, sino que además competía conmigo. Una lucha incomprensible por ver quien llegaba primero, si el tiempo con su exactitud o yo con mi paquete.

A esta altura poco importaba los medios que utilizaría para llegar a mi fin. Por eso con el paquete bajo el brazo y muy cerca del río, pensé en ir a la costa inmediatamente. Tal vez ahí podría conseguir algún medio de transporte.
Pues bien, al caminar un poco encontré una canoa de algún pescador desprevenido, al parecer estaba ocupado con una red a unos cuantos metros. Sigilosamente, pero no por eso despacio me acerqué directamente a la canoa. Al ver que aquél no notaba mi presencia, pues parecía muy entretenido con su red, a decir verdad; me subí a la canoa, tomé los dos remos y comencé a remar. Cuando estaba lo demasiado alejado de la costa el pobre hombre se percató de su infortunio, una nimiedad comparado con el mio.
A toda posible velocidad me dirigí a lo que creía sería mejor para llegar a destino. Remé y remé sin cuidado, pero mi estado físico no se caracteriza por ser privilegiado y tampoco lo privilegio de otros asuntos de la vida. Por eso, llegado a cierto punto, el cansancio se hizo sentir, al mismo tiempo que lo hizo el dolor en mis brazos. Con pena y sin gloria llegué al otro lado del río, fue suficiente, debía encontrar algún otro medio.
Caminé un poco por la costa, pero no era un lugar poblado y encontrar algo útil sería un milagro. Fue entonces que la suerte empezaba a tener otro significado para mi, pues había encontrado un auto (en bastante mal estado) con la llave en su lugar. Lo único que me separaba de mi destino era encender ese auto y que funcione lo suficientemente bien para cumplir con mi entrega.
Increíblemente pude ponerlo en marcha y a buen paso realicé unos cuantos kilómetros por una calle de tierra, descuidada, perdida en algún lugar del mundo. Enmarcada en un hermoso verde, cargada de una liviana brisa, un extraño lugar por donde el hombre parece no haber hecho presencia. Era realmente un milagro haber encontrado ese auto y en esas condiciones.
Pero como todo, todo lo bueno tiene un final y al mismo tiempo que el verde de los árboles comenzaba a desdibujarse, la marcha comenzó a perder potencia hasta que finalmente el auto se detuvo. Con cierto malestar (por no decir con la mayor cólera) comencé a caminar por la misma calle, a intentar encontrarle ese final que parecía pronosticar el paisaje. Hallar ese lugar donde la naturaleza entra en contacto con el hombre. Que para mi sorpresa fue antes de lo esperado.
No solo estaba en presencia del accionar del hombre, sino que además me encontraba sobre una pista de aterrizaje. Un pequeñisimo aeropuerto podría decir.
Inmediatemente busqué un avión libre, había tan solo tres, entre otros que parecían estar ocupados. Uno se destacaba, pero por el solo hecho de estar más alejado de la vista inmediata de otras personas. Fui al acecho. Totalmente libre, no se en qué lugar del mundo me encontraba, pero es dudosamente inseguro. Ahora sí, iba a hacer lo que mejor se hacer, pilotear un avión.
Como buen piloto, me encontraba en el aire con un maravilloso VLJ. Ya nada podría detenerme.
Al menos no la "seguridad" del "aeropuerto".
Pero la suerte nunca fue mi mejor compañera. Un desperfecto y todo queda en manos del destino, viajé por un momento por encima el mar y pensé que iba a ser lo último que haga en mi vida.
Pero no. La suerte volvió a demostrarme que me dejará sufrir la vida un poco más, porque a pocos kilómetros había una pequeña isla. A como diera lugar debía dirigir el avión ahí, la turbulencia se hacia notar. Comenzaba a sentir presión en todo el cuerpo, pero debía soportar la situación hasta llegar, faltaba tan poco, podría ser tan posible!
Estaba pronto a aterrizar en la isla y mi cuerpo ya no lo soportaba. Pero mi mente quería intentarlo y mediante el aterrizaje más forzoso que me tocó vivir pude llegar a esta isla.
Me deslicé unos cientos de metros arrasando cuanto hubiera en mi camino, realmente destrozé cada parte del avión. Cuando ya estaba cantando victoria, cuando estaba totalmente decidido que había logrado salvarme, cuando la precipitosa caída se tornó en brusco aterrizaje y parecía que no había demasiado peligro, la trompa del avión chocó de lleno contra un árbol y mi cabeza recibió un enorme golpe.

Ahora estaba aturdido, creo que me había desmayado, al entrar en razón recordé que debía entregar un paquete, me encontraba muy lejos del lugar y el tiempo no solo parecía burlarse de mi destino, sino que además competía conmigo. Una lucha incomprensible por ver quien llegaba primero, si el tiempo con su exactitud o yo con mi paquete.


4 Comentarios

Jajaja..bueno es que me hace gracia ...vaya eso es muy fresco..relajarse y dejar que el destino te lleve a encontrar lo que necesitas....y sera que esa creatividad te ayuda en el area de la públicidad....o más..

me gusto tu Cuento...

sonrisas

Hasta la sonrisa!!!

 12 de octubre de 2008, 3:51 p.m.

Demooonios!
Pobre hombre... no va a llegar nuuunca! (ups)
Me da pena... muy el dia de la marmota...
A lo mejor nuestra vida es siempre asi... la hacemos y cuando se termina la volvemos a empezar... AAahh.. sory que estoy en divagadora!
Naah
Arre
Floger!

Saludos Don!
Lindo el cuento... me hace acordar a ese de Benedetti de la mina que tenia amnesia y no recordaba el dia anterior y despertaba siempre en el banco de una plaza... si lo encuentro te lo mando, esta de pelos.

Alita

 13 de octubre de 2008, 1:52 a.m.

jejeje, que bueno el cuento!!

imaginándome todo y poniendo imagenes a cada paso que dabas en tu historia... acabé agotada y estresada!!!

di que sí, a desarrollar esa imaginación que... es bueno para todo!!!

quiero más cuentos, pero... un poquito más tranquilos y menos estresantes que... no está el horno para bollos!!jejeje, es broma!

saluditos grandes, grandes!!

 15 de octubre de 2008, 7:05 a.m.

jaja, bueno gracias "yo y mis otros yo" me alegro que te haya gustado, la verdad me pone muy bien...
Estem... en cuanto al resto del comentario no lo entendi bien (no se cual de tus otros yo lo escribió... jaja) pero yo no me dedico a la publicidad, estudio psicología y me encanta escribir, quizás te confundiste... y si no... explicame... jajaja
(me debes también la explicación del por qué "hasta la sonrisa" ja!)

Alita paseme ese cuento ya mismin!!! jaja Que buena pelicula "el día de la marmota" (en español le pusieron otro titulo que es un espanto)
No creo en eso de volver a empezar la vida, pero bueno... Sí quizás en vovler a repetir algunas experiencias (que tal vez no fueron tan acertadas) Gracias.

Jaja Luna, tampoco fue tan rebuscado, en todo caso me la debías por retarme a resolver tus acertijos indescifrables!!!! JAJAJA
Acabo de publicar otro cuento y este (nuevo) quizás sea mucho más rebuscado que el anterior jaja Gracias.

Muchas gracias a las tres, Besos y saludos!!!

 18 de octubre de 2008, 6:47 p.m.
Publicar un comentario

Cualquier cosa que tengas para decir vale...
Aunque cualquier tipo de SPAM descarado será eliminado inmediatamente.

Creative Commons License