Un Juego de Ajedrez.

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03 diciembre 2008

hombre ajedrez de titeresLa vida para él era tan solo un juego más, pero al estilo del ajedrez. De hecho, él decía que a cualquier movimiento que se hacía en el ajedrez le correspondía un movimiento análogo en la vida y hasta mismo las piezas tenían su significancia: los peones eran la iniciativa, los alfiles la sutileza, las torres el carácter, los caballos el coraje, la reina el amor y el rey la conciencia.
Él decía que el enroque representaba la total falta de amor, la racionalización pura. Pues, la iniciativa queda estancada y el carácter cuida la conciencia, mientras que el amor deambula en peligro.
Decía también que el "mate pastor" era la jugada más estúpida y por tanto la manera más estúpida de vivir la vida. Aunque agregaba que hasta en eso había belleza, pues se sacrifica todo por amor. Nunca entendí como llegaba a esa conclusión, pero el hecho es que eso era lo que él decía.

A decir verdad había mucha lógica en sus pensamientos. Pero también mucha pasión. Era un apasionado del ajedrez y de la vida. Pero voy a continuar con algunas de sus interpretaciones.
Él encontraba con que en la vida uno no puede dejarse guiar por todos sus impulsos, sensaciones o deseos. Entonces era necesario, para esto, encontrar un equilibrio. Vale decir: no se puede jugar toda una partida únicamente con los caballos, o lo que es lo mismo, dejarse llevar por el coraje en la vida. Así como tampoco podemos confrontar con nuestro carácter cualquier problema de la vida, tampoco podemos jugar una partida únicamente con las torres. En fin, esa era la idea. Cuando más lo pienso, más me convenzo de que tenía mucha razón en sus interpretaciones.

Siempre llevaba con él un pequeño anotador, donde escribía las posiciones en el tablero, situaciones problematicas y de todo tipo. Entonces cuando encontraba un tiempo libre o cuando se le venía una idea a la cabeza trataba de resolverlas. A veces era imposible entablar una conversación con él porque sacaba el anotador y comenzaba a escribir. Se encerraba en su mundo.
Pero era un buen hombre, un buen amigo. Sabía mucho de ajedrez, pero también sabía mucho de la vida.
Siempre lo apoyé en todo, eramos grandes amigos.
Hasta que un día se inscribió en un torneo que pasó a ser lo más importante en su vida. Estaba completamente inmerso en él. Ya no atendía llamados telefónicos, ya no se reunía con sus amigos en el bar. Que aunque nos juntábamos a jugar ajedrez, también hablábamos de la vida, de problemas cotidianos, otros no tanto. Pero en definitiva era el único lugar donde despejábamos nuestra mente de los infortunios de la vida.
Lógicamente en el torneo ganó todas las partidas que jugó, hasta llegar a la final. Debo agregar que ganó todos los torneos en los que jugó. Y habían sido muchos. Este, en principio era otro más, un torneo nacional. Pero él lo había tomado muy a pecho, estaba muy preocupado por perder.

Un día fui a su casa a ver cómo estaba, fue la noche anterior a la final. Había estado preparándose para ese día un mes antes, sin salir de su casa. Hablamos muy poco y lo noté muy angustiado, estubo a punto de llorar. Se enfrentaba al único hombre con quien hizo tablas. Eso yo no lo sabía, nunca lo había dicho. Entonces estaba muy preocupado por perder. Traté de animarlo diciéndole que en la vida a veces es mejor hacer tablas antes que perder la conciencia. Seguí su misma lógica. Pero me respondió enojado: "¿De qué sirve la conciencia si se ha perdido todo lo otro?".
Y creo que hasta en eso tenía razón.
Me fui. Lamentablemente dejé esa conversación ahí. Me había dado su último consejo.

Hoy, luego de tres meses de aquel dialogo voy a visitarlo de nuevo.
Me paro frente a él, para conversar, como lo hacíamos antes. Como en los buenos tiempos.
Pero lo único que se escucha decir repetidamente es: "¿De qué sirve la conciencia si se ha perdido todo lo otro?". Haciendo eco, retumbando en una oscura sala del psiquiátrico.


5 Comentarios

Qué triste,no?
pero... me queda la duda, tu amigo es real o ficticio?

Está bien, que comparara una partida de ajedrez, sus movimientos... con situaciones, problemas y demás de la vida cotidiana. no le falta razón!

Está muy bien que se tenga por hobbie el ajedrez, pero... el problema viene...
cuando algo, se convierte en obsesión!en este caso es el ajedrez, pero podía ser el gimnasio, porque se quieren musculitos o... el querer estar delgado/a.

La obsesión,con conciencia y con una finalidad realista, en ocasiones es buenas, pero en otras muchas no!
cuando se pierde las riendas del camino... cuando ese hobbie no se controla... como uno mismo no sea consciente de lo que ocurre...
apaga y vámonos!

Interesante, curioso y reflexivo tu cuento!
me gustó!

Besos

 4 de diciembre de 2008, 8:45 p.m.

No Luna, es puramente ficticio, tanto un personaje como el otro jeje

Aunque cuando escribí el cuento me parecía muy atinada la idea de comparar el ajedrez con la vida (buscando una especie de metafora más concreta a la habitual) y me alegra que te haya gustado la idea...

Ahora, en principio no lo había planteado como una simple obsesión o hobbie, era una especie de enamoramiento... Cuando uno se enamora de algo a menudo deja de lado cualquier otra cosa y ahí esta cuando se mezcla con obsesión, pero es cuando ese primer enamoramiento es excesivo y me encanta que te hayas ido por las ramas! jaja
En serio, le diste toda otra interpretación, o mejor dicho te hizo compararlo con otros temas y eso es algo que me encanta... Que un simple cuento te ponga a pensar, lo disfruto mucho...

Igualmente sigo pensando que de vez en cuando esta bueno perder la conciencia un poco, sino se hace imposible vivir...

Besos
Nos Vemos!!

 6 de diciembre de 2008, 12:47 p.m.

bueno, no tiene por qué ser los dos personajes ficticios, pues uno es el narrador, que eres tú, (narración en primera persona) y no eres ficticio, y el otro "el amigo", que ya veo que sí, que es ficticio!

por otro lado, claro que la obsesión puede llegar por el previo enamoramiento de algo o alguien, por que no? en este caso,lo podíamos interpretar como el amor excesivo a un hobbie, a una actividad, que le hizo perder los papeles.

y si, estoy de acuerdo contigo de que en ocasiones hay que dejarse llevar y no medir ni calcular tanto la cosas, porque bastante cuadriculada y medida está la vidad... para que nosostros aún potenciemos más eso!noooo!jejeje.

hay que hacer, en ocasiones, un poquito el loco, y vivir la vida como uno le apetece, pero, ojo, siempre con un poquito, por muy poquito que sea, con cabeza...

besos!
y si, te repito que me gustó el cuento!
nos damos cuenta de que la obsesión... no siempre es buena!

 6 de diciembre de 2008, 3:03 p.m.

Si Luna, pero por más que este escrito en primera persona puede que YO no aparezca en ninguno de los dos personajes, o por el contrario, como en este caso estar presente un poco en cada uno. Pero eso no deja de ser ficticio, por más que este basado en ideas, pensamientos o sentimientos reales... A eso me refería con que ambos son ficticios...

Y sí, demasiado monótono y estructurado el mundo como para andar encuadrandandolo aún más jaja
A propósito de esto hay un poema de Alfonsina Storni muy apropiado a este tema, no me acuerdo el título, voy a ver si lo encuentro y te lo paso, esta muy bueno... (describe un paisaje con todas casas iguales, creo, no recuerdo... va estar dificil encontrarlo jeje)

Gracias por tus comentarios, dan ganas a uno seguir escribiendo...

Besos!!

 6 de diciembre de 2008, 3:31 p.m.

Lease "Encuadrando" en lugar de: encuadrandandolo jajaja (ni idea por qué tal desatino jaja)

 6 de diciembre de 2008, 3:33 p.m.
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