La Burda Palabra

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24 febrero 2010

dibujo de comida ensangrentada en un platoLa burda palabra, inexorable, vino a toparse conmigo. Inflexible, petulante, orgullosa. Y es que de todo esto se trata después de todo.
Pero bien digo, vino a toparse justo conmigo, cuando estaba dispuesto a comenzar mi cena. Es sabido que al tener hambre se intensifican los sentidos, al menos el olfato. El gusto, en realidad y por el contrario, parece entorpecerse torpemente en un trabalenguas sin sentido e insípido. Tal es así que poco importa el banquete, siempre que sea generoso y abundante.

Pero yo no estoy acá para hablar de los sentidos, estoy acá para hablar de la palabra, maldita bastarda.
Y es que tan pronto como llevé un bocado a mi boca una voz sin sonido, un pensamiento sin mente, vino a decirme, justamente a mí, que no coma aquel bocado. No distinguía de dónde provenía la palabra, pero era precisa, nítida, hasta simulaba oírla. Las palabras se encadenaban unas a otras con magnifica coherencia. Tal es así que: Si yo saboreaba aquel bocado, perdería ese sentido; si evitaba oír esas palabras, perdería ese sentido; si negaba ver tanta abundancia sólo sobre mi mesa, perdería ese sentido; si olfateaba ese manjar, perdería ese sentido; por último, si mis manos no soltaban los cubiertos, perdería ese sentido también.

En cortas palabras, para la voz de mi cabeza (si es que de ahí provenía) no podía tocar ni acercarme a aquel banquete de ninguna forma. De hacerlo, perdería todos mis sentidos y muy probablemente muera en el acto. Por otra parte, respetar aquellas palabras de origen desconocido eventualmente me llevarían al chaleco de fuerza, y a mi me encanta vestirme bien.
Dudé, realmente dudé comer. Pero mi apetito pudo más que yo. Mi apetito insaciable. No pude con él, por qué negarlo. Entonces comí. Hice caso omiso de aquellas voces, tendría que estar loco para obedecerlas y yo no estoy loco, yo tengo hambre.

Comí hasta las migas, sonriendo. Casi burlándome de aquellas palabras. Pasé la lengua por el plato. Terminé con salsa hasta en las cejas. Entonces comencé a reír. Ahora me preguntaba si no era de locos reírme por haber bastardeado las palabras. Pero me reí igual, con fuerza.
En cuanto a lo demás, no me pasó nada, no perdí mis sentidos y aun estoy vivo. Ocasionalmente recuerdo esa noche. Me siento a la mesa, con la cena servida, miro mi banquete (quizás sea demasiado para mí) y me dispongo a comerlo, hasta la última miga. Siempre.
Después de todo, todos tenemos que comer.


5 Comentarios

Ummm, no está mal er cuento. Por un momento creí que er pobre gashó se iba a quedá sinsentidos pa tó la vida. Oye, está mu bien escrito, sí señó, y es conciso. Me gusta.

Un saludo alienígena.

 24 de febrero de 2010, 9:23 a.m.

Estupendo relato. Enhorabuena. Muy bueno. Saludos.

 24 de febrero de 2010, 4:44 p.m.

Plank Bueno, muchas gracias...
La idea del cuento es una crítica al capitalismo, que no haya perdido los sentidos es la ironía, a pesar de las palabras (pueblo, gente o como más guste...) el tipo (capitalista) puede seguir comiendo sus banquetes...
Supongo que tendría que haber hecho alguna alusión más concreta, pero hubiese quedado muy obvio, creo...
Pero me pone muy contento que te haya gustado...
Un saludo Terrícola.

Anrafera Muchas gracias... Como le explicaba a Plank, el cuento es una critica al capitalismo... Es que acababa de ver "Capitalism: A Love Story" de Michael Moore y me gustó mucho...
El resultado de haber visto ese documental es este cuento :)
Muchas gracias y Saludos!!


Ya me estaré poniendo al día con los blogs, lo prometo!!

 26 de febrero de 2010, 4:21 p.m.

Memiliano, dónde has dejado la pecera???
me gusta tu nuevo diseño!!!!


Por otro lado, decirte memiliano, que yo el relato no lo entendí como una crítica al capitalismo...

al principio lo entendía como un trastorno alimenticio, luego terminé entendiéndolo como simplemente el placer de comer y de ser autónomo, libre y consciente de la comilona!!!jejeje

fui más sencilla a la hora de interpretarlo, no pude imaginar que querías trasmitir eso...


besos

 2 de marzo de 2010, 7:13 p.m.

Jajaja, bueno gracias... La idea es ir cambiando de vez en cuando la cabecera del blog... La pecera hace rato la dejé... jaja

Supongo que el cuento podía ser interpretado de cualquier forma, aunque mi intención era eso, una critica al capitalismo...

Tenía pensado hacer más referencias, para no despistar tanto, pero no quería dejarlo obvio...
Quité una linea del final, con la que quizas de mejor a entender lo que digo...
Algo así: "...Después de todo, todos tenemos que comer.
Pero no puedo velar por todos. Solo velo por mí..."

De todas formas la idea era justamente no dejarlo muy claro...

Besos!!

 3 de marzo de 2010, 7:49 p.m.
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