Ahora sí lo sabía, definitivamente la amaba. No importó en ese momento que no me haya contado sus verdaderos planes. No importó en absoluto que haya temido por mi vida. En ese momento solo importó lo que sentía y lo que estuvimos por hacer en aquél deposito. En ese preciso instante ya no me importaba más nada que pasar el resto de mi vida con ella.
Tampoco me importaba qué íbamos a hacer, si matar al mecánico o amenazarlo de alguna forma. No entendía, ni era capaz de comprender cuál era su plan. Solo sabía que dentro de mis planes se encontraba mi sexy recepcionista.
Ella se inclinó hacia mí —siempre apuntando con el arma al "Gran Hermano"— con la mirada más tiernamente sexy que yo haya visto alguna vez, se acercó aún más y musitó a mi oído:
—Todo lo que hablamos en el deposito fue verdad, todo lo que sentimos fue sincero, lo que estuvimos a punto de hacer quería hacerlo. ¿Te acordás del collar blanco que me quité cuando entramos al deposito? —Haciendo un poco de memoria lo recordé, porque era una cinta blanca, nada ostentosa, le dije que sí— Bueno, con ese collar nos controla el "Gran Hermano", sabe donde estamos y obtiene el audio y video de la persona que él quiera. Fui tonta al pensar que no estaría vigilandonos, jamás pensé que esos depósitos tendrían cámara con audio y video. Me sorprendí tanto como vos cuando él abrió la puerta y tuve que improvisar. Espero sepas disculparme.
—Claro que sí —dando vuelta mi cara para observarla directamente a los ojos—, te perdono y perdoname vos a mi...
—¿Por qué?
—Por esto... —Y entonces la bese, como nunca jamás había besado a una mujer.
Fue un beso cargado de sentimientos prematuros, pero puros. Fue saborear la vida después de la muerte, fue como sentirse lleno en el vacío, fue como aislarse completamente del mundo, fue la unión de dos almas destinadas a estar juntas por siempre.
Pero en ese mágico momento el mecánico intentó atacarla y quitarle el revolver. Fue cuestión de un segundo y el arma se disparó sola. Oí el disparo y lo único que yo deseaba era ver caer muerto al "Gran Hermano", no esperaba otra cosa, no aceptaría otro desenlace de esa bala.
Afortunadamente así fue, él cayó al piso con una herida en el pecho, muerto. Mi reacción inmediata fue abrazarla, aferrándome a la vida. Mi bella calificada estaba bien, aunque conmocionada por lo que había hecho. Le dije que todo iba a estar bien y apoyó su cabeza sobre mi hombro.
Pasamos unos minutos en silencio y tuve la necesidad de preguntarle qué haríamos. Entonces me explicó cuál había sido su plan desde el principio:
—Mi idea era culparte del asesinato del "Gran Hermano", no sería muy difícil que crean esa historia ya que no estas registrado en ningún lado y en el único documento que existe tuyo figurás como loco. Pero eso fue antes de conocerte. Ahora quisiera que podamos salvarnos y vayamos a vivir juntos en algún lado fuera del sistema, tengo una organización que puede ayudarnos, nosotros planeamos todo esto. Pero eso tampoco va a poder ser, por más que me pese, nunca podríamos salir vivos de este edificio, de ninguna forma. La única salida que existe es que vuelvas a tu realidad y yo me quede en la mía. Así voy a poder acusarte de asesino, eso no va a importar una vez que cambies tu realidad, vas a desaparecer de "esta" faz de la Tierra y vas a seguir tu vida, como si nada de esto hubiera sucedido —dijo, con todo sentido, dilapidando todos mis sueños.
—Tiene que haber otra salida, otra forma, ¡tiene que haber otra manera carajo! —Pero yo mismo sabía que no la había— Podrías venir conmigo, a mi mundo, podríamos vivir juntos ahí.
—No puedo, realmente no podría dejar a mis seres queridos solos. Además, murió el "Gran Hermano" pero luego otro va a reemplazarlo y yo tengo que estar acá, buscando la forma de abrirle los ojos a la gente, tratando de liberarlos. Lamentablemente, por más que quiera con toda mi alma seguirte, no puedo dejar todo lo que soy a un lado e irme con vos —Dijo mientras caían lagrimas de sus ojos, era un hada queriendo entrar a mi mundo, pero que no podía.
—No se que decir —realmente no lo sabía—, quizás no valga tanto la pena mi mundo después de todo...
—No digas eso —dijo—, seguramente hay cosas maravillosas, según me explicaste cuando hablamos no todo estaba tan mal después de todo. Al menos no como acá. Poder expresarte con libertad, tener tantas opciones, quizás no te des cuenta pero solo con eso es un mundo maravilloso y vale la pena vivir y luchar por él.
—No soy precisamente el hombre indicado para responder a eso —dije suspirando— pero creo que tenés razón, creo que más allá de todo y aun con todas sus porquerías, merece la pena salvarlo.
Luego de reponernos de la situación me indicó que detrás de una puerta se encontraba la maquina del tiempo. Me explicó cuál era su idea para salvar mi realidad y la acepté, era simple y efectiva. Limpiamos el arma que ella había usado y dejé mis huellas digitales, aparentando que yo había hecho el disparo.
Tomé una foto del "Gran Hermano" de un portarretratos sobre su escritorio y me dirigí a la maquina del tiempo. La programé para viajar al pasado y tratar de remendar inmediatamente mi realidad. La fecha era aproximadamente unas semanas antes del primer encuentro entre Henry Ford y el mecánico —pues él mismo le había dicho a ella que lo primero que hizo con la maquina fue conocer a Ford, en el mes de octubre de 1901—, una vez ahí sería sencillo impedir ese encuentro.
Estaba todo listo, yo me encontraba dentro de la maquina, terminando de ajustar algunas cosas mientras hablaba con mi hermosa chica. Entonces interrumpí la conversación para preguntarle lo más obvio, un detalle muy significante e inmensamente importante. Algo con lo que podría encontrarla, con suerte, a pesar de mi partida. Una pregunta tan elemental pero que quizás había olvidado por superflua:
—¿Cómo te llamás?
—¡Es verdad, no sabemos nuestros nombres! —mientras reía a carcajadas— Posiblemente puedas encontrarme en tu realidad, tal vez tenga otro "look" pero supongo que seré yo misma —dijo mientras reía de nuevo— Yo me llamo...
Y esas fueron las últimas palabras que escuché del amor de mi vida. La maquina del tiempo falló, viajé instantáneamente en el tiempo, al pasado. Eso no hubiera pasado ni en la peor película pensé. A pesar del fallo me tranquilicé, solo tenía que volver al futuro y preguntarle su nombre de nuevo, sin alterar nada del pasado. Pero entonces me di cuenta. No había viajado al año 1901. Me encontraba en el año 1870 y más de treinta años de margen de error es una gran diferencia. Lamentablemente no podía correr el riesgo de viajar nuevamente, sería imposible predecir adónde, o mejor dicho a que fecha me llevaría la maquina, era mi única oportunidad para realizar lo que yo había ido a hacer. Solo quedaba una opción, por más que me haya dolido en el fondo del corazón tomarla, no podía arriesgar el mundo por un beneficio propio, no podía ser tan egoísta.
Escondí la maquina, camine un poco y busqué al pequeño Ford, en ese entonces tenía unos siete años. Le mostré la foto —le impresionó ver una foto a color— y le dije muy claramente que un señor, el señor de la foto un día iría a buscarlo para matarlo. Que se cuide de ese señor, que guarde la foto y la lleve consigo a todas partes para identificarlo cuando ese día llegue. El pobre chico me miró asustado, creyendo inmediatamente lo que le dije. Quién sabe, quizás fue mejor hacer eso, es más fácil impactar a un niño de esa manera que hacerlo con un empresario de casi 40 años.
Y así fue, un día cualquiera de 1870. Ese día, fue el día que salvé el mundo.
El chico corrió a su casa a guardar la foto, yo subí a mi maquina del tiempo esperando que mi realidad siga su curso y por sobretodo esperando volver en la fecha exacta: el 16 de marzo de 2010. Después de todo seguía teniendo fallos la maquina, a pesar de haber pasado una "temporada" con el mecánico. Supongo que la moraleja o enseñanza que deja esta historia es: "Nunca confíes en tu mecánico".
Y volví, sano y salvo a mi realidad. Lo comprobé antes de cantar victoria, era mi mundo. Sin embargo no podía dejar de pensar en ella. En que ahora era definitivo, ya nunca podría volver a besar esos labios, nunca podría volver a hablar con aquella hermosa mujer de la otra realidad, era inaccesible, mi realidad ya había cambiado y no podía volver a la de ella.
De todas formas, hay algo de lo que estoy totalmente convencido, algún día voy a encontrar a esa mujer en este mundo, algún día voy a encontrar al amor de mi vida.
Tampoco me importaba qué íbamos a hacer, si matar al mecánico o amenazarlo de alguna forma. No entendía, ni era capaz de comprender cuál era su plan. Solo sabía que dentro de mis planes se encontraba mi sexy recepcionista.
Ella se inclinó hacia mí —siempre apuntando con el arma al "Gran Hermano"— con la mirada más tiernamente sexy que yo haya visto alguna vez, se acercó aún más y musitó a mi oído:
—Todo lo que hablamos en el deposito fue verdad, todo lo que sentimos fue sincero, lo que estuvimos a punto de hacer quería hacerlo. ¿Te acordás del collar blanco que me quité cuando entramos al deposito? —Haciendo un poco de memoria lo recordé, porque era una cinta blanca, nada ostentosa, le dije que sí— Bueno, con ese collar nos controla el "Gran Hermano", sabe donde estamos y obtiene el audio y video de la persona que él quiera. Fui tonta al pensar que no estaría vigilandonos, jamás pensé que esos depósitos tendrían cámara con audio y video. Me sorprendí tanto como vos cuando él abrió la puerta y tuve que improvisar. Espero sepas disculparme.
—Claro que sí —dando vuelta mi cara para observarla directamente a los ojos—, te perdono y perdoname vos a mi...
—¿Por qué?
—Por esto... —Y entonces la bese, como nunca jamás había besado a una mujer.
Fue un beso cargado de sentimientos prematuros, pero puros. Fue saborear la vida después de la muerte, fue como sentirse lleno en el vacío, fue como aislarse completamente del mundo, fue la unión de dos almas destinadas a estar juntas por siempre.
Pero en ese mágico momento el mecánico intentó atacarla y quitarle el revolver. Fue cuestión de un segundo y el arma se disparó sola. Oí el disparo y lo único que yo deseaba era ver caer muerto al "Gran Hermano", no esperaba otra cosa, no aceptaría otro desenlace de esa bala.
Afortunadamente así fue, él cayó al piso con una herida en el pecho, muerto. Mi reacción inmediata fue abrazarla, aferrándome a la vida. Mi bella calificada estaba bien, aunque conmocionada por lo que había hecho. Le dije que todo iba a estar bien y apoyó su cabeza sobre mi hombro.
Pasamos unos minutos en silencio y tuve la necesidad de preguntarle qué haríamos. Entonces me explicó cuál había sido su plan desde el principio:
—Mi idea era culparte del asesinato del "Gran Hermano", no sería muy difícil que crean esa historia ya que no estas registrado en ningún lado y en el único documento que existe tuyo figurás como loco. Pero eso fue antes de conocerte. Ahora quisiera que podamos salvarnos y vayamos a vivir juntos en algún lado fuera del sistema, tengo una organización que puede ayudarnos, nosotros planeamos todo esto. Pero eso tampoco va a poder ser, por más que me pese, nunca podríamos salir vivos de este edificio, de ninguna forma. La única salida que existe es que vuelvas a tu realidad y yo me quede en la mía. Así voy a poder acusarte de asesino, eso no va a importar una vez que cambies tu realidad, vas a desaparecer de "esta" faz de la Tierra y vas a seguir tu vida, como si nada de esto hubiera sucedido —dijo, con todo sentido, dilapidando todos mis sueños.
—Tiene que haber otra salida, otra forma, ¡tiene que haber otra manera carajo! —Pero yo mismo sabía que no la había— Podrías venir conmigo, a mi mundo, podríamos vivir juntos ahí.
—No puedo, realmente no podría dejar a mis seres queridos solos. Además, murió el "Gran Hermano" pero luego otro va a reemplazarlo y yo tengo que estar acá, buscando la forma de abrirle los ojos a la gente, tratando de liberarlos. Lamentablemente, por más que quiera con toda mi alma seguirte, no puedo dejar todo lo que soy a un lado e irme con vos —Dijo mientras caían lagrimas de sus ojos, era un hada queriendo entrar a mi mundo, pero que no podía.
—No se que decir —realmente no lo sabía—, quizás no valga tanto la pena mi mundo después de todo...
—No digas eso —dijo—, seguramente hay cosas maravillosas, según me explicaste cuando hablamos no todo estaba tan mal después de todo. Al menos no como acá. Poder expresarte con libertad, tener tantas opciones, quizás no te des cuenta pero solo con eso es un mundo maravilloso y vale la pena vivir y luchar por él.
—No soy precisamente el hombre indicado para responder a eso —dije suspirando— pero creo que tenés razón, creo que más allá de todo y aun con todas sus porquerías, merece la pena salvarlo.
Luego de reponernos de la situación me indicó que detrás de una puerta se encontraba la maquina del tiempo. Me explicó cuál era su idea para salvar mi realidad y la acepté, era simple y efectiva. Limpiamos el arma que ella había usado y dejé mis huellas digitales, aparentando que yo había hecho el disparo.
Tomé una foto del "Gran Hermano" de un portarretratos sobre su escritorio y me dirigí a la maquina del tiempo. La programé para viajar al pasado y tratar de remendar inmediatamente mi realidad. La fecha era aproximadamente unas semanas antes del primer encuentro entre Henry Ford y el mecánico —pues él mismo le había dicho a ella que lo primero que hizo con la maquina fue conocer a Ford, en el mes de octubre de 1901—, una vez ahí sería sencillo impedir ese encuentro.
Estaba todo listo, yo me encontraba dentro de la maquina, terminando de ajustar algunas cosas mientras hablaba con mi hermosa chica. Entonces interrumpí la conversación para preguntarle lo más obvio, un detalle muy significante e inmensamente importante. Algo con lo que podría encontrarla, con suerte, a pesar de mi partida. Una pregunta tan elemental pero que quizás había olvidado por superflua:
—¿Cómo te llamás?
—¡Es verdad, no sabemos nuestros nombres! —mientras reía a carcajadas— Posiblemente puedas encontrarme en tu realidad, tal vez tenga otro "look" pero supongo que seré yo misma —dijo mientras reía de nuevo— Yo me llamo...
Y esas fueron las últimas palabras que escuché del amor de mi vida. La maquina del tiempo falló, viajé instantáneamente en el tiempo, al pasado. Eso no hubiera pasado ni en la peor película pensé. A pesar del fallo me tranquilicé, solo tenía que volver al futuro y preguntarle su nombre de nuevo, sin alterar nada del pasado. Pero entonces me di cuenta. No había viajado al año 1901. Me encontraba en el año 1870 y más de treinta años de margen de error es una gran diferencia. Lamentablemente no podía correr el riesgo de viajar nuevamente, sería imposible predecir adónde, o mejor dicho a que fecha me llevaría la maquina, era mi única oportunidad para realizar lo que yo había ido a hacer. Solo quedaba una opción, por más que me haya dolido en el fondo del corazón tomarla, no podía arriesgar el mundo por un beneficio propio, no podía ser tan egoísta.
Escondí la maquina, camine un poco y busqué al pequeño Ford, en ese entonces tenía unos siete años. Le mostré la foto —le impresionó ver una foto a color— y le dije muy claramente que un señor, el señor de la foto un día iría a buscarlo para matarlo. Que se cuide de ese señor, que guarde la foto y la lleve consigo a todas partes para identificarlo cuando ese día llegue. El pobre chico me miró asustado, creyendo inmediatamente lo que le dije. Quién sabe, quizás fue mejor hacer eso, es más fácil impactar a un niño de esa manera que hacerlo con un empresario de casi 40 años.
Y así fue, un día cualquiera de 1870. Ese día, fue el día que salvé el mundo.
El chico corrió a su casa a guardar la foto, yo subí a mi maquina del tiempo esperando que mi realidad siga su curso y por sobretodo esperando volver en la fecha exacta: el 16 de marzo de 2010. Después de todo seguía teniendo fallos la maquina, a pesar de haber pasado una "temporada" con el mecánico. Supongo que la moraleja o enseñanza que deja esta historia es: "Nunca confíes en tu mecánico".
Y volví, sano y salvo a mi realidad. Lo comprobé antes de cantar victoria, era mi mundo. Sin embargo no podía dejar de pensar en ella. En que ahora era definitivo, ya nunca podría volver a besar esos labios, nunca podría volver a hablar con aquella hermosa mujer de la otra realidad, era inaccesible, mi realidad ya había cambiado y no podía volver a la de ella.
De todas formas, hay algo de lo que estoy totalmente convencido, algún día voy a encontrar a esa mujer en este mundo, algún día voy a encontrar al amor de mi vida.
(¡aplausos!)
Al fin sabemos er desenlase de la historia. Un finá mu bien hilado, salvando tó los puntos excepto uno: er romanse con la "mujer sin nombre". Es curioso cómo, a pesar de haber hesho argo tan sumamente importante como es salvar er mundo, le queda a uno un ligero sabor agrio por er tema de la chica... ¡ni er nombre sabemos! De tós modos, siempre he sido partidario de los finales "no tan felices". Creo que es positivo dejá ar lector con un sabor de boca agridurce, ya que las cosas que desconsiertan suelen perdurá más en la memoria (ésto úrtimo no está comprobao sientíficamente).
Un güen trabajo, sí señor. Er relato completo posée la extensión perfecta para un bló: ni mu largo ni mu corto, con un misterio (la rasón de que er mundo paralelo haya cambiado a esa espesie de Gran hermano) y con solo 12 post. Me ha gustao musho, en serio. ¿Tienes más relatos cortos escritos?
Ahora toca esperá esa nueva historia que desías que se estaba gestando en tu cabesa. ¡Me fartan uñas ya!
Un saludo alienígena y nos seguimos leyendo ;)
Bueno, Muchas gracias!!
Y sí, creo que los finales no tan felices son mejores... Me gustan más, tienen algo "real" si se quiere... Además me importan mucho los finales, siempre intento que tengan algo distinto y que no sean como uno se los espera, o bien no hacer un simple "final feliz"... No estoy en contra de "todos" los finales felices, creo que hay historias que merecen que terminen "felizmente"... (No se si me explico bien)
Me alegra enormemente que le haya gustado, porque además la pasé muy bien escribiendo y me sentí cómodo... Y ver que finalmente publiqué enteramente "El Día que Salvé el Mundo" así terminado y dentro de todo conforme con lo que fui editando y que encima haya gustado me deja mucho más que satisfecho...
Tengo más relatos cortos (o cuentos largos) pero no se si publicarlos, quizás lo haga, ya que fue una buena experiencia esta... (Aunque tienen otro estilo) Ya veremos...
En cuanto a la otra historia, debo decir que todavía le falta, voy a avisar con un post antes de comenzar a publicarla (como el "preludio" que hice con "El Día...") y seguramente te voy a avisar con tiempo...
Un gran saludo!!